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lunes, 9 de abril de 2018

DIFERENTES TIPOS DE DEMENCIAS

Clasificación de las demencias

¿Existen otras demencias además del Alzheimer?



La demencia que mayor frecuencia hemos escuchado es la demencia que se produce a causa de la enfermedad del Alzheimer; pero no es la única.

Las demencias se pueden clasificar por dos vías:

1.- Por la edad de inicio: hablaríamos de demencias preseniles aquellas demencias que surgen antes de los 65 años, y demencias seniles posteriores a los 65 años.

2.- Por las estructuras cerebrales dañadas:

Las demencias que dependen de las estructuras dañadas, se subdividen en dos tipos según si afecta a una determinada área o a varias, es decir demencias localizadas o globales.


Demencias localizadas:

      Estas demencias se subdividen a su vez en:

1.- Demencias corticales En estas demencias se ven deterioradas las  siguientes funciones: planificación, organización, orientación, memoria, atención. Las áreas que están afectadas son las de la corteza cerebral, es decir la parte superior  del cerebro.
Las demencias tipo de las corticales serian: demencia tipo Alzheimer, demencia frontotemporal (enfermedad de Pick) y demencia de Cuerpos de Lewy.

2.- Demencias subcorticales: en estas demencias las áreas que se ven deterioradas tienen que ver con el movimiento, alteraciones en el estado anímico, dificultades en la evocación de palabras, alteración del estado de vigilia o atención. Las áreas que están afectadas son las de la parte inferior o del final del cerebro.

 En esta subcategoría entraría la enfermedad o demencia de Parkinson y la demencia   por la Corea de Huntington.

 3.- Demencias axiales: Las áreas que están afectadas son de la parte media del cerebro. Los síntomas  más acentuados son: desorientación, falta de iniciativa,  problemas de memoria, etc.

En esta subcategoría entraría la enfermedad o  demencias por la enfermedad de Korsakoff.


b) Demencias globales:

En estas demencias se ven afectadas diversas áreas. Un ejemplo de este tipo de demencias seria las causadas por accidente cerebro vascular o ictus.

¿Cómo se diagnostica una demencia?

En nuestra consulta  evaluamos la existencia de una demencia mediante diversas pruebas psicológicas.

También se usan pruebas de neuroimagen, como los TAC, las resonancias magnéticas funcionales.

MARTA MÁRQUEZ BARBOSA

Psicóloga Sanitaria
Experta en Gerontología 


Estamos esperando tus comentarios... y si te ha gustado este artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales. Cualquier duda te puedes poner en contacto con la psicóloga Josefina Rodríguez Merino


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viernes, 3 de abril de 2015

DEMENCIAS, NIVELES, CLASIFICACIÓN Y TRATAMIENTOS.

NI TODO EL DETERIORO DE LA MEMORIA ES UNA DEMENCIA, NI TODAS LAS DEMENCIAS SON ALZHEIMER



LA DEMENCIA ES AQUELLA SITUACIÓN CLÍNICA EN LA QUE DEJAMOS DE SER QUIÉNES ÉRAMOS PARA SER IRRECONOCIBLES A LOS DEMÁS Y A NOSOTROS MISMOS. 


ES UN LARGO PROCESO DE DETERIORO INTELECTUAL QUE SE INICIA CON EL OLVIDO DE LAS COSAS COTIDIANAS PARA ACABAR CON LA PÉRDIDA DEL YO






UN DIAGNÓSTICO CORRECTO ES FUNDAMENTAL, YA QUE CONLLEVA LA POSIBLE IDENTIFICACIÓN DE LAS CAUSAS TRATABLES DE DEMENCIA, CUANDO EXISTAN, O LA POSIBILIDAD DE ENLENTECER EL PROCESO EN OTROS CASOS

La demencia es un proceso orgánico cerebral que afecta predominantemente a las personas de edad avanzada, de importancia creciente debido al aumento de las expectativas de vida y al consecuente incremento de la longevidad de la población de los países desarrollados.

No se trata de una enfermedad en sí misma, sino de un síndrome; es decir, la expresión clínica de un conjunto de signos y síntomas que pueden darse en un número muy importante de enfermedades, de las que la enfermedad de Alzheimer, por su frecuencia, es su máximo exponente.

La enfermedad de Alzheimer (EA) y las demencias en general, pasan por una serie de etapas. La escala más utilizada para conocer la gravedad del estado de demencia es la denominada Escala de Deterioro Global (Global Deterioration Scale, GDS) propuesta por Reisberg en 1982, en la que se clasifica la demencia en siete niveles evolutivos, según la manifestaciones clínicas que apreciemos. Hay que tener en cuenta, que cada enfermo es distinto y que no todos los pacientes evolucionan siguiendo el mismo patrón. Factores como la personalidad previa, su historia de vida, el entorno familiar y otras enfermedades pueden influir en el curso de la enfermedad.

 A continuación se muestra la clasificación propuesta por Reisberg:

Fase 1: Funcionamiento cognitivo normal.

Fase 2: Funcionamiento cognitivo compatible con la edad, con disminución funcional en el desempeño de actividades ocupacionales o sociales complejas de la vida diaria. Olvida nombres, lugares donde ha guardado objetos y es menos capaz de recordar citas.

Fase 3: Funcionamiento cognitivo compatible con EA incipiente. Olvida citas importantes. Problemas con las actividades de la vida diaria (AVD).

Fase 4: Funcionamiento cognitivo compatible con EA leve. Actividades cotidianas deficientes. Aquí es donde se suelen hacer las consultas.

Fase 5: Funcionamiento cognitivo de EA moderada. El paciente ya no puede pasar sin algún tipo de ayuda y la realización de tareas de la rutina diaria es deficiente.

Fase 6: Deterioro cognitivo moderado-grave. Precisa ayuda para vestirse, bañarse etc.

Fase 7: Deterioro cognitivo muy grave. Perdida del lenguaje, locomoción y conciencia.

Si bien es una enfermedad sin tratamiento curativo, existen fármacos específicos, de eficacia comprobada, que pueden frenar su progresión por un tiempo limitado. Aunque no curan la enfermedad, sí modifican su evolución, favoreciendo en gran medida que la persona enferma mantenga su autonomía durante más tiempo.

Además del tratamiento farmacológico, es importante llevar a cabo un tratamiento NO farmacológico como son las psicoterapias  cognitivas o terapias blandas, presuponiendo un valor añadido a la eficacia de dicho tratamiento. La plasticidad neuronal (respuesta del cerebro para adaptarse a las nuevas situaciones para restablecer su equilibrio alterado), la estimulación cognoscitiva (conjunto de estímulos generados por la neuropsicología intervencionista con finalidad rehabilitadora dentro del contexto de la funcionalidad del sujeto) y las técnicas de modificación de conducta son los pilares básicos en los que se fundamentan los tratamientos no farmacológicos, dirigidos tanto a los enfermos con demencia en los estadios leve y moderado, e inclusive en el que se corresponde con el moderadamente grave, como en aquellos procesos incipientes en los que sólo los déficits de memoria son objetivables.

Es sabido que el envejecimiento conlleva una disminución de memoria que a menudo es motivo de consulta por el paciente. ¿Cómo distinguir entre “olvido benigno por la edad” y demencia? Para establecer el diagnostico de deterioro cognitivo asociado a la edad (DCAE) se requiere la presencia de alteraciones leves, de instauración progresiva y de, al menos, 6 meses de duración en la memoria, el lenguaje, la atención, la concentración, el pensamiento o las capacidades visuoperceptivas. Estos déficits deben estar documentados con los exámenes neuropsicológicos apropiados y hay que descartar que sean causados por cualquier otro trastorno  orgánico o psicológico. Se considera que el DCAE no debe limitar las actividades de la vida diaria o hacerlo mínimamente. El problema reside en establecer dónde termina e DCAE y dónde empieza la demencia. Cualquier paciente catalogado como DCAE debe ser evaluado periódicamente, ya que con frecuencia el DCAE es el comienzo de una demencia tipo Alzheimer.

Aunque cuando pensamos en demencias, lo primero que se nos viene a la cabeza es la Enfermedad de Alzheimer (EA), no todo es EA, existiendo otros tipos de demencia que también se dan con cierta frecuencia.

Así podríamos clasificarlas en demencias subcorticales y corticales:







Subcorticales:


  • La afectación predominante se localiza debajo de la corteza cerebral y el trastorno predominante consiste en enlentecimiento del pensamiento, dificultad para fijar la atención y alteraciones en las funciones ejecutivas (funciones cerebrales que ponen en marcha, organizan, integran y manejan otras funciones) ligadas a estructuras prefrontales. Son frecuentes cambios en la personalidad y en el estado de ánimo. Es habitual encontrar alteración de la marcha, rigidez, movimientos anormales, etc. Entre las demencias subcorticales se encuentran la Enfermedad de Parkinson, Corea de Huntington y Paralisis Supranuclear Progresiva, entre otras.


Corticales

La afectación se localiza en la corteza cerebral. Predominan las alteraciones de memoria, lenguaje, praxias (habilidad para poner en marcha programas motores de manera voluntaria y, normalmente, aprendidos) y gnosias (capacidad de elaborar, interpretar y asignar un significado a la información captada por los sentidos). Los trastornos motores están ausentes o aparecen tardíamente.  Entre las demencias corticales se encuentran la Enfermedad de Alzheimer, Demencia frontal o frontotemporal, Enfermedad de Pick, entre otras.

Cortico-Subcortical

Las Demencias Vasculares tienen un importante componente subcortical, pero con frecuencia existen alteraciones focales corticales (lenguaje, memoria, praxias y gnosias). En el caso de la Demencia por Cuerpo de Lewy difusos, también se observan alteraciones corticales y subcorticales.

La elevada prevalencia de los dos tipos más frecuentes de demencia, la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, constituye un asunto de primer orden y origina un considerable número de problemas sociosanitarios y familiares, los cuales, junto al progreso en el conocimiento y el desarrollo de nuevas formas de tratamiento, han determinado un incremento notable en el nivel de información de los ciudadanos y una demanda creciente en las prestaciones sanitarias.

Un diagnostico correcto es fundamental, ya que conlleva la posible identificación de las causas tratables de demencia, cuando existan, o la posibilidad de enlentecer el proceso en otros casos.


La demencia es un proceso clínico, crónico y progresivo, en el que los síntomas y necesidades van cambiando y que afecta al propio enfermo y a sus cuidadores. Por ello, se necesita de un diagnostico y evaluación clínica continuada, un plan de tratamiento global de sus necesidades y educación, información y apoyo dirigido tanto al paciente como al cuidador para incorporarlos en la toma de decisiones. De esta forma, se podrán potenciar las capacidades residuales del enfermo, promoviendo su autonomía y aumentando el bienestar y calidad de vida, tanto del paciente como de la familia.


BIBLIOGRAFÍA
Fernández-Ballesteros, R. (Dir.) (2000). Gerontología Social. Madrid. Editorial Pirámide. ISBN:
84-368-1437-1.
Alberca Serrano R. Demencias: diagnóstico y tratamiento. Barcelona: Masson; 1998. ISBN: 84-458-0742-0.

Estamos esperando tus comentarios... y si te ha gustado este artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales, a tus amigos les puede interesar este artículo. Cualquier duda que tengáis sobre el diagnóstico y tratamiento del alzheimer y otras demencias te puedes poner en contacto con el Gabinete de Psicología de Josefina Rodríguez Merino


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