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viernes, 20 de noviembre de 2015

DECÁLOGO DEL BUEN DIVORCIO

Este documento tiene como objeto  invitar a que los adultos reflexionen para que su separación o divorcio sea lo menos perjudicial para sus hijos



El  divorcio, la  separación  o la ruptura de la pareja de hecho, además de un proceso jurídico es un proceso de transformación personal, familiar y social que afecta no solo a los padres  sino sobre todo a los hijos/as menores.

1ª. El divorcio es algo más que un proceso legal.

Toda ruptura familiar conlleva además de un proceso legal, un proceso emocional, personal y psicológico que viven tanto los adultos como los hijos/as de la pareja. El Juez y los abogados solo le resolverán las cuestiones legales pero no las emocionales y afectivas. Ese proceso emocional no acaba con el dictado de la sentencia pues necesita un tiempo para ser superado, siendo frecuente que tras el proceso judicial surjan  episodios de tensión entre los adultos y de estos con los hijos/as.

2ª. El problema no es el divorcio sino el “mal divorcio”.

La ruptura de la relación entre la pareja no debería ser muy  perjudicial para los hijos/as. Es la mala manera de desarrollar esa ruptura de pareja lo que acarrea las peores consecuencias negativas para los niños, porque  pueden superar antes y mejor  la situación si sus padres  cooperan entre sí para llevarla a cabo de forma no traumática.

3ª. De común acuerdo todos ganan.

Las rupturas familiares en las que no existe acuerdo se centran en las críticas mutuas, aumentando las tensiones entre los padres y demás miembros del núcleo familiar porque  se basan en la búsqueda de un culpable. En cambio las rupturas de mutuo acuerdo favorecen el clima de diálogo entre los progenitores y generan un ambiente más favorable en las relaciones con los hijos/as.

4ª.- Se separan los padres, no los hijos/as

La separación, el divorcio o la ruptura de una pareja de hecho supone la desaparición de
un vínculo entre los adultos, iniciándose otro tipo de relación familiar entre los padres madres
e hijos. Procuren que sus hijos mantengan una buena relación con el otro progenitor, no olviden que le quieren y desean ser queridos por  su madre/madre.

5ª. La separación no supone la pérdida de ninguno de los padres


Ambos progenitores, a ser posible juntos, deben explicar a sus hijos, de manera que puedan entenderlo, que se van a separar o divorciar. Esta información debe transmitirse en un clima de coherencia, confianza y cariño, pero sin alentar falsas expectativas de reconciliación. Deben asegurar a sus hijos/as que seguirán siendo queridos (evitar sentimiento de abandono), que no son culpables de nada (evitar sentimiento de culpa) y que ambos padres van a seguir  ocupándose de sus vidas.

6ª. Los hijos no son propiedad exclusiva del padre o de la madre

Aunque se haya otorgado  la guarda y custodia de los menores a uno solo de los padres, ambos continúan siendo imprescindibles para el crecimiento y maduración de los hijos y la ausencia de cualquiera de ellos supone la falta de un soporte afectivo fundamental para su desarrollo.

Las actitudes de “posesión” sobre los hijos que excluyen al otro progenitor perjudican gravemente a los menores.

Han de evitarse también actitudes que impliquen despreciar, minusvalorar o desautorizar al otro progenitor.

7ª. El divorcio no pone fin a las obligaciones compartidas con respecto a los hijos

Tras el divorcio el padre y la madre deben seguir manteniendo un diálogo lo más fluido posible sobre todas las cuestiones que afecten a los hijos. El cuidado diario de los menores requiere una organización y distribución de tiempo y aunque el ejercicio de la guarda y custodia lo lleve a cabo principalmente uno de los progenitores, ambos continúan siendo responsables al compartir la patria potestad. Significa que como progenitores deberían consultarse y comunicarse de manera honesta, fluida, abierta y regular las decisiones importantes en relación a la educación, desarrollo físico, intelectual, afectivo-emocional de sus hijos. Deben evitarse las discrepancias y contradicciones educativas para evitar chantajes emocionales, alianzas y manipulaciones de los hijos.

8ª. Lo importante es la calidad de la relación con los hijos.

La relación de los hijos con el padre, con el que no conviven habitualmente, ha de ser periódica, constante y gratificante, es un derecho de su hijo/a. La obstaculización, interrupción e inconstancia en el régimen de relaciones repercute negativamente en la estabilidad emocional de los hijos y les genera graves perjuicios psicológicos.

9ª. No utilizar a los hijos

Aunque la relación de los adultos o su ruptura haya sido extremadamente dificultosa a nivel  emocional se debe dar prioridad a las necesidades de los hijos. No canalice a través de los menores las tensiones que la ruptura le genere a usted.

10ª. Facilitar la adaptación del menor a las nuevas parejas

Es frecuente que tras la ruptura uno o ambos progenitores rehagan su vida sentimental con otra persona. La introducción de esa tercera persona en la vida de los hijos, ha de hacerse con tacto, y progresivamente, a ser posible cuando la relación esté suficientemente consolidada. Debe dejarse bien claro al niño/a que eso no supone renunciar a su padre y/o madre.

CONCLUSIONES:

Toda ruptura con enfrentamientos graves entre los progenitores es vivida por los hijos de forma traumática y como una pérdida, dejando huella en su desarrollo.

Por ello es muy conveniente que en todas las rupturas de pareja antes de iniciar un proceso judicial contencioso se agoten siempre las posibilidades de acuerdo entre las partes, intentándolo bien por sí mismas, bien por mediación de sus letrados, o de otros profesionales (mediadores familiares). A través de la Mediación Familiar ustedes y sus hijos pueden obtener una solución  más satisfactoria a su nueva situación familiar.


LO QUE MÁS LE BENEFICIA A SUS HIJOS (usted debe fomentar).



  • Su comportamiento, actitud y valores como padre/madre son un modelo de aprendizaje para sus hijos que  tratarán de imitar.
  • Si ustedes dialogan sus hijos serán dialogantes. Si fomentan el conflicto sus hijos probablemente serán conflictivos.
  • Favorecer la relación de su hijo/a con cada uno de ustedes.
  • Utilizar el diálogo y la comunicación entre los progenitores es fundamental.
  • Mantener una coherencia y complicidad en los criterios educativos a seguir, independientemente de con quien se encuentre el/la menor.
  • Transmitir a sus hijos/as cualidades positivas del otro progenitor.
  • Tomar siempre las decisiones los adultos y no delegar en los hijos.
  • Escuchar y comprender protestas y sentimientos de sus hijos.
  • Fomentar las relaciones del menor con los demás miembros del grupo familiar:
  • abuelos, tíos, primos, ...

LO QUE MÁS PERJUDICA A SUS HIJOS (usted debe evitar)


  • Creer que la sentencia judicial pone fin al conflicto familiar.
  • Implicar a los menores en el proceso judicial.
  • Delegar en ellos la toma de decisiones.
  • Pelear, discutir y organizar escenas emocionales (llantos) o violentas (gritos) delante de ellos.
  • Criticar al otro, padre o madre, o alejarlos de él/ella o dificultar su relación.
  • Presionar a los niños en busca de información.
  • Mandar mensajes a través de ellos.
  • Situarlos en medio del conflicto: utilizarlos como pretexto, como arma arrojadiza, obligarles a tomar partido (aunque sea indirectamente).

Fuente: Distribuido por los Juzgados de Familia de Málaga


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