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sábado, 30 de mayo de 2015

CÓMO INFLUYE LA ANSIEDAD EN TU SALUD

Hoy os compartimos un artículo y una infografía muy ilustrativa sobre cómo influye la ansiedad en tu salud. Un artículo publicado originalmente en la versión americana del diario digital Huffingtonpost.

Os dejamos el enlace para que podáis leerlo en su contexto original
http://www.huffingtonpost.es/2014/06/16/consecuencias-ansiedad_n_5471756.html

Cómo influye la ansiedad en tu salud


A nadie le gusta experimentar ataques de estrés o de ansiedad. Cuando esto ocurre de forma crónica, su impacto puede quedarse en una simple molestia o llegar a ser un grave peligro para la salud. Si has padecido alguna situación aislada de alto estrés, tu reacción física a la emoción puede afectarte más de lo que creías. Sigue leyendo si quieres descubrir cómo la ansiedad puede cambiar tu cuerpo, ya sea mediante una reacción inmediata al estrés o a través de una larga batalla.


Cuando el cuerpo empieza a sufrir ansiedad, puedes experimentar...

Problemas de garganta. Esa voz ronca que parece haber poseído a tus cuerdas vocales es una reacción inmediata a situaciones de estrés. Cuando tienes ansiedad, los fluidos se desvían hacia zonas fundamentales del cuerpo, lo que provoca espasmos en los músculos de la garganta. Esto produce tensión y rigidez, que resecan la garganta y dificultan el hecho de tragar.

Reacciones del hígado. Cuando el cuerpo pasa por épocas de estrés y ansiedad, el sistema suprarrenal produce una cantidad excesiva de la hormona del estrés llamada cortisol. Al generarse dicha hormona, el hígado produce más glucosa, el azúcar energético de la sangre que se ocupa de las reacciones naturales de nuestro cuerpo. Para la mayoría de personas, esta cantidad extra de azúcar en la sangre puede reabsorberse sin mayor problema. En cambio, para los que tienen riesgo de sufrir diabetes, este azúcar adicional podría provocar problemas de salud.

Reacciones cutáneas. Ese sudor frío o el enrojecimiento de mejillas, consecuencias de un cambio en el flujo sanguíneo, son respuestas inmediatas del cuerpo ante una situación de estrés. Cuando experimentamos ansiedad, el sistema nervioso simpático envía más sangre a los músculos. Esto podría acelerar el envejecimiento de la piel. Entre otras reacciones, también se incluyen latranspiración y hasta un aumento de la histamina, que puede dar lugar a inflamaciones. Según el Centro Médico de la Universidad de Maryland, el estrés severo y la ansiedad también pueden provocar eccemas.

La actividad del bazo. La ansiedad no solo afecta a órganos tan obvios como el cerebro o el corazón, sino también al bazo e incluso a las células sanguíneas. Con el fin de distribuir más oxígeno en el cuerpo ante una situación de estrés, el bazo libera glóbulos rojos y blancos adicionales. El flujo sanguíneo también se incrementa entre un 300 y un 400% durante este proceso para preparar al resto del cuerpo frente a las necesidades añadidas.

Tensión en los músculos. Cuando empiezas a sentir la ansiedad, el cuerpo se tensa de forma natural, creando presión en los grupos musculares más amplios. El estrés y la ansiedad crónicos suelen exacerbar esta tensión, que puede dar lugar a dolores de cabeza,rigidez en los hombros, dolor de cuello e incluso migrañas. La gente en un estado constante de estrés también tiene más riesgo de sufrirtrastornos osteomusculares crónicos.

Después de un tiempo, la ansiedad crónica puede afectar a…

Tu corazón. Las personas que padecen ansiedad y estrés crónicos tienen más riesgo de sufrir problemas cardiovasculares debido al aumento constante del ritmo cardíaco, a la elevada presión sanguínea y a la sobreproducción de cortisol. Según la Asociación Americana de Psicología, el estrés a largo plazo también está relacionado con la hipertensión, la arritmia, los derrames y los ataques al corazón.

Los pulmones. Hay estudios que han demostrado el vínculo entre la ansiedad y el asma. Las personas que padecen asma tambiéntienen más probabilidades de experimentar ataques de pánico. De acuerdo con una investigación dirigida por la Universidad de Sao Paulo, también podría existir una relación entre la ansiedad, el asma y la capacidad de mantener equilibrio.

El cerebro. La reacción más común ante la ansiedad es la respuesta psicológica a dicha condición. La ansiedad y el estrés crónicos pueden afectar a determinadas áreas del cerebro que influyen en la memoria a largo y corto plazo y en la elaboración de sustancias químicas, lo que puede dar lugar a un desequilibrio. Además, el estrés crónico puede activar de forma constante el sistema nervioso, que a su vez puede afectar a otros sistemas del cuerpo, generando reacciones físicas, como la fatiga y el desgaste entre otras.

Las personas con ansiedad a menudo tienen problemas de sueño provocados por el hecho de dar demasiadas vueltas a las cosas. Aproximadamente el 54% de la gente afirma que el estrés y la ansiedad afectan a su capacidad para quedarse dormidos y a más del 50% de los hombres y del 40% de las mujeres les cuesta concentrarse al día siguiente, según la Asociación Americana de la Ansiedad y la Depresión.

Sistema inmunitario. La exposición al estrés puede causar estragos en el sistema inmunitario, debilitando sus funciones. Algunos estudios han descubierto que cuando estás estresado, también tienes más posibilidades de acatarrarte y eres más susceptible a las infecciones y a la inflamación.

Tu estómago. Cuando tu cuerpo experimenta estrés, no regula bien la digestión. El estrés crónico y extremo también puede tenerefectos a largo plazo en los intestinos y en la absorción de nutrientes, lo que puede provocar ardores, hinchazón, diarrea y a veces incluso la pérdida del control de los esfínteres.

El estrés y la ansiedad a largo plazo también pueden alterar el metabolismo, lo cual puede derivar en sobrepeso e incluso obesidad. Un estudio descubrió que la liberación constante de cortisol en el flujo sanguíneo puede reducir la sensibilidad a la insulina, y en otra investigación reciente se descubrió la relación entre la ansiedad y las úlceras diagnosticadas por especialistas.

Estamos esperando tus comentarios... y si te ha gustado este artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales. Cualquier duda te puedes poner en contacto con Gabinete de Psicología de Josefina Rodríguez Merino

Fuente de Infografía y Artículo
http://www.huffingtonpost.es/2014/06/16/consecuencias-ansiedad_n_5471756.html


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miércoles, 21 de mayo de 2014

EL ACOSO ESCOLAR PROVOCA DAÑOS EN LA SALUD

EL ACOSO ESCOLAR, ADEMÁS DE DAÑO PSICOLÓGICO PROVOCA DAÑO FÍSICO EN LAS VICTIMAS.

RECOMIENDO LA LECTURA DE ESTE ARTÍCULO, PUBLICADO POR EUROPA PRESS, SOBRE INVESTIGACIONES DE LAS CONSECUENCIAS DEL BULLYING

MADRID, 13 May. (EUROPA PRESS) -
Los niños que sufren acoso pueden experimentar inflamación crónica sistémica que persiste hasta la edad adulta, mientras que los agresores pueden experimentar beneficios para su salud por aumentar su estatus social a través de la intimidación, según revelan investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
El estudio, publicado en la edición digital de ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, fue realizado en colaboración con expertos de la Universidad de Warwick, en Reino Unido; la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, Estados Unidos, y la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, Estados Unidos.
“Nuestros resultados señalan las consecuencias biológicas de la intimidación y, mediante el estudio de un marcador de inflamación, ofrecen un potencial mecanismo de cómo esta interacción social puede afectar al funcionamiento de la salud más adelante”, resalta el autor principal, William E. Copeland, profesor asociado de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.
Estudios anteriores han sugerido que las víctimas de acoso infantil sufren consecuencias sociales y emocionales en la edad adulta, incluyendo un aumento de la ansiedad y la depresión. Sin embargo, los niños intimidados también presentan problemas de salud, como dolor y enfermedad, es decir, que ser susceptible de acoso puede extenderse más allá de los resultados psicológicos.
“Entre las víctimas de acoso escolar, parece que hay un cierto impacto en el estado de salud en la edad adulta –señala Copeland–. En este estudio, nos preguntamos si el acoso infantil puede meterse ‘bajo la piel’ para afectar a la salud física”.
Copeland y sus colegas usaron datos del ‘Great Smoky Mountains Study’, un estudio sólido basado en la población que obtuvo información sobre 1.420 personas durante más de 20 años. Los individuos fueron seleccionados al azar para participar en el análisis prospectivo, por lo que no estaban en mayor riesgo de enfermedad mental o de ser intimidados.
Los participantes fueron entrevistados durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta y se les preguntó, entre otras cuestiones, sobre sus experiencias con el ‘bullying’. Los investigadores también recolectaron muestras pequeñas de sangre para observar los factores biológicos y, en ellas, midieron la proteína C-reactiva (PCR), un marcador de la inflamación de bajo grado y un factor de riesgo para los problemas de salud, incluyendo el síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular.
“Los niveles de PCR se ven afectados por una variedad de factores de estrés, como la mala nutrición, la falta de sueño y la infección, pero hemos encontrado que también están relacionados con factores psicosociales”, explica Copeland. “Mediante el control de los niveles de PCR preexistentes de los participantes, incluso antes de la intimidación, tenemos una comprensión más clara de cómo la intimidación podría cambiar la trayectoria de los niveles de PCR”, añade.
Se analizaron tres grupos de participantes: las víctimas de acoso escolar, aquellos que eran a la vez agresores y víctimas y quienes eran acosadores. Aunque los niveles de PCR aumentaron en todos los grupos cuando entraron en la edad adulta, las víctimas de acoso escolar durante la infancia tenían unos valores mucho más altos cuando eran adultos que los otros grupos. De hecho, los niveles de PCR aumentan con el número de veces que los individuos son intimidados.
Los adultos jóvenes que habían sido acosadores y víctimas cuando eran niños tenían niveles de PCR similares a aquellos que no participaron en el ‘bullying’, mientras que los agresores tenían la PCR más baja, incluso inferior que los que no estuvieron involucrados en la intimidación. Por lo tanto, ser un acosador y mejorar el estatus social puede proteger contra el incremento del marcador inflamatorio.
Aunque el acoso escolar es más común y se percibe como menos perjudicial que el abuso infantil o el maltrato, los resultados sugieren que la intimidación puede alterar los niveles de inflamación en la edad adulta, de forma similar a lo que se ve en otras formas de trauma infantil.
“Nuestro estudio encontró que el papel de un niño en la intimidación puede servir como riesgo o factor protector para la inflamación de bajo grado”, dice Copeland. “Mejorar en el estatus social parece tener una ventaja biológica, pero hay otras maneras en las que los niños pueden experimentar el éxito social que no sean intimidar a otros”, agrega.
Los investigadores concluyeron que la reducción del ‘bullying’, así como la reducción de la inflamación en las víctimas de acoso escolar, podrían ser objetivos clave para promover la salud física y emocional y disminuir el riesgo de enfermedades asociadas con la inflamación.
VÍA EUROPA PRESS

Estamos esperando tus comentarios... y si te ha gustado este artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales. Cualquier duda te puedes poner en contacto con la psicóloga Josefina Rodríguez Merino


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