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jueves, 15 de enero de 2015

RABIETAS INFANTILES, COMO AYUDARLES A CONTROLARLAS

LAS RABIETAS DE NUESTROS HIJOS SE PRODUCEN PORQUE NO HAN APRENDIDO A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN


Es muy importante enseñar a tolerar la frustración desde pequeños, porque  les  va a permitir enfrentarse, de forma adecuada, a las distintas situaciones que se les presentarán en la vida y en las que no siempre el resultado será el esperado para ellos. Detrás de  muchos trastornos de ansiedad y depresión de los adultos hay una baja tolerancia a la frustración.

¿Qué es la Frustración?

La frustración es un conjunto de sensaciones negativas que surgen  cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se llega a satisfacer o a cumplir como uno espera.

Cuando un deseo o una ilusión no se cumplen, les causa una sensación de frustración, es decir, los niños sienten una serie de sentimientos negativos como el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, etc. Al tratarse de vivencias individuales, cada niño  reaccionará, ante los mismos hechos ,de manera diferente.

Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar del malestar que éstos puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede aprenderse. Podemos y debemos enseñar a nuestros hijos a afrontar la tolerancia al fracaso.

En las primeras etapas infantiles, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor, que lo merecen todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no han desarrollado el concepto del tiempo ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás.
A medida que van creciendo es aconsejable  enseñarles que las cosas no son así  y que deben ir aprendiendo a tolerar la frustración. Si los padres siempre dan a los hijos todo aquello que piden, no aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. Por ello, en la edad adulta, seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan aquello que se han propuesto o que esperan de los demás.

Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación no favorece su desarrollo como persona, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a circunstancias de éxito como de fracaso

¿Qué caracteriza a un niño con baja tolerancia a la frustración?


  • Son más impulsivos e impacientes.
  • Presentan dificultades para controlar las emociones.
  • Necesitan satisfacer sus deseos inmediatamente, por lo que, cuando deben esperar apareceran  las  rabietas y llanto fácil.
  • Son exigentes.
  • Pueden llegar a presentar cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o dificultades mayores con mayor facilidad que otros niños.
  • Presentan una baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad.
  • Creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que sienten como injusto todo aquello que va en contra de sus deseos. Les cuesta comprender por qué no se les da todo lo que quieren.
  • ·Manifiestan una tendencia a pensar de forma radical: algo es blanco o negro, no hay punto intermedio.

Para prevenir que nuestro hijo llegue a  esta situación y conseguir que  se adapte adecuadamente a las circunstancias, debemos evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad. Si el niño siempre consigue lo que quiere y nunca se enfrenta a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes, nunca aprenderá a aguantarse o buscar otras alternativas más adaptadas, y las repercusiones serán de índole mayor conforme vayan creciendo.

TÉCNICAS PARA APRENDER A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN

  • Dar ejemplo. La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas. Enseñar al niño que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
  •  No darle todo hecho. Si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar sus retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.
  •  NO ceder jamás ante sus rabietas. Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en rabietas. Si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas, está aprendiendo a manipular para conseguir lo que quiere.
  • Marcarle objetivos.  Siempre intentar marcar a nuestros hijos objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
  • Convertir la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las almacene en su memoria. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.
  • Enseñarle a ser constante. El niño debe aprender que la constancia y el esfuerzo son vitales para la consecución de nuestros objetivos en la vida.
  • Ante la frustración, hay que enseñar a los niños formas positivas de hacer frente a estos sentimientos de rabia o ira .

ESTRATEGIAS A UTILIZAR:

  •  Enseñarle técnicas de relajación. En momentos de gran nivel de ansiedad, es muy positivo el saber relajar el cuerpo.
  • Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca.
  • Enseñar al niño cuándo debe pedir ayuda. A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda, mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niño a intentar encontrar una solución primero. Si se siente frustrado al realizar alguna tarea, debemos intentar enseñarle a evitar la frustración: “¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte o abandonar la tarea?.
  •  Representar papeles. Se puede jugar con el niño a interpretar una situación frustrante y saber cómo abarcarlas mediante unos pequeños “teatros”.
  • Reforzar las acciones apropiadas del niño. Es importante elogiarlo y recompensar los acercamientos que el niño tenga a la hora de afrontar sus problemas cuando se sienta en una situación difícil para él.


Tenemos que tener presente que la frustración forma parte de la vida y aunque no la podamos evitar, se puede aprender a manejarla. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida y cuanto antes aprendamos, mejor. 


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