domingo, 3 de agosto de 2014

¿CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA EN EL NIÑO/A?

Debemos brindar la oportunidad de desarrollar las habilidades que desde pequeños, los niños son capaces de realizar.

A veces, los miedos de los propios padres, las prisas o la sobreprotección pueden anular el aprendizaje de los más pequeños.

Educar para la autonomía implica enseñar hábitos y promover habilidades en nuestros hijos desde edades tempranas.


Entendiendo por autonomía la capacidad de realizar actividades sin ayuda de los demás, nos centraremos en las tareas cotidianas.

Promover la autonomía en los niños consiste en inculcarles hábitos de independencia para sus vidas. En concreto, estos hábitos se refieren a tareas que los pequeños pueden realizar por sí mismos relacionados con tareas cotidianas como la higiene, la alimentación, el orden, etc.

Para comenzar los padres deben llenarse de paciencia y brindarle la oportunidad a sus hijos, sin esperar, desde un principio, resultados positivos.

Lo más importante es trasmitir un mensaje de seguridad y apoyo por parte de sus cuidadores.
Los padres deben ser una inyección de autoestima para el pequeño aprendiz, fomentando la realización de la tarea de manera independiente, a la vez que, un ayudante en caso de errar en el intento, trasmitiendo la sensación de seguridad al menor al sentirse acompañado.



A  tener en cuenta:

En primer lugar debemos promover la autonomía, aumentando la motivación del pequeño para la realización independiente de las tareas.

Con pequeños trucos como un cuadrante de logros podemos fomentar la motivación del más pequeño.



Es aconsejable realizar indicaciones claras, cortas, firmes y coherentes.  Seremos realistas y constantes tanto en las órdenes, como sus consecuencias, de manera que el niño pueda prever siempre las consecuencias de cumplir o no cumplir con esa norma o hábito.

Un ejemplo, si queremos que el niño o la niña aprenda a recoger sus juguetes, le indicaremos cuales son las consecuencias de no mantenerlos ordenados (no salir al parque, o no ver la televisión). Estas consecuencias deben siempre ser realizadas y no ser una simple amenaza que nunca llega a cumplirse, de este modo el niño o la niña preverá el resultado de su acción.


Respetaremos el ritmo de aprendizaje, cada niño/a tiene su tiempo para adaptarse a las nuevas tareas, por lo que el aprendizaje debe ser individualizado y no basarnos en los ritmos de otros niños/as o de sus propios hermanos/as.

Por lo general, es más lento dejar que los más pequeños realicen las tareas que realizarlo por nosotros mismos, por ello no debemos planificar. Un  ejemplo claro puede ser levantarnos 15 minutos antes para que el niño/a pueda vestirse y desayunar el solo, de este modo no recurriremos  al “llegamos tarde”.

Nos centraremos en su zona de aprendizaje, es decir, si exigimos una tarea que se encuentra fuera de las capacidades del niño/a puede ser frustrante para este y perder el entusiasmo o sentirse incapaz. Por el contrario si exigimos sólo tareas que se encuentra por debajo de sus capacidades reales aburrirán al pequeño y perderá el interés. Creando nuevas metas y aumentando poco a poco la dificultad de las tareas conseguiremos que el niño o la niña consiga una mayor independencia.

Es conveniente explicarle que debe hacer y cómo debe hacerlo, además de ofrecerle todo lo necesario. Si deseamos que el niño o la niña aprendan a lavarse solo los dientes, empezaremos por ofrecerle todos los utensilios necesarios (cepillo, pasta dentífrica y agua) y se le explicará cómo debe realizar la tarea (colocar la pasta en el cepillo de dientes, frotar suavemente durante un par de minutos y enjuagar).

Se adaptará la situación a las necesidades del niño, sirviendo de ayuda siempre que este lo requiera.

 La ayuda se irá disminuyendo poco a poco hasta conseguir que la realice completamente solo sin ningún tipo de supervisión.

Evitar etiquetas del tipo “niño malo”, “torpe” o “patoso” Estos adjetivos pueden repercutir en futuras conductas del niño/a. Es lo que en psicología se conoce como efecto Pigmalión, es decir, como las expectativas de los demás influyen el rendimiento de la persona.

Es importante aceptar las equivocaciones como parte del aprendizaje y fomentar así, una mayor tolerancia a las frustraciones. Si el niño/a realiza una tarea mal, debemos informales que esta tarea no está bien realizada y animarles a mejorarla. Si el niño al intentar recoger su plato de la mesa se ensucia o lo tira al suelo no es aconsejable utilizar términos negativos (“niño malo”), por el contrario se alabara la intención de ayudar y se le explicará que debe tener más cuidado la próxima vez. Además, si es el propio niño o niña el que corrige su conducta (limpiar las manchas) asumirá que de los errores se puede aprender.

Para fomentar la autonomía los cuidadores deben basarse en tres pilares: tiempo, paciencia y entrega.


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jueves, 31 de julio de 2014

LA COCAINA LO QUIERE TODO DE TI... tratamiento de adicciones

NO DEJES QUE LA COCAÍNA ENTRE EN TU VIDA: ATRAPA A LAS PERSONAS Y EL SIGUIENTE PUEDES SER TÚ.


Si te ves atrapado, no desesperes, podemos vencerla juntos.


Te ayudamos en nuestro gabinete con psicólogos especializadas en el tratamiento de adicciones, para que te sea más fácil, porque te entendemos a ti y a los que te rodean.



Te quiero... quiero tu forma de mirar, quiero tus palabras, tus sentimientos, quiero tus recuerdos, quiero hacer míos tus sueños, tus deseos, quiero tener tus días, tus noches, quiero tus amigos, quiero tu familia, te quiero sólo para mí... quiero tu vida.
[¿Se lo vas a dar todo?]

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lunes, 28 de julio de 2014

EL CAZO DE LORENZO

LORENZO es un niño, que como otros, tiene  una "dificultad" mental que le impide comportarse como lo hacen otros niños de su edad.


Esa dificultad, que le diferencia, hace que las personas se alejen de él, porque cuando algo no es normal parece que  "asusta" un poco por no saber como actuar, pero  él se resiente, no comprende por qué  no le hablan, no le sonríen... y  acaba aislándose cada vez más hasta dejar de hacer todo aquello que hacía.

Con este cuento desearía que las personas, a las que les cuesta un poquito ver el corazón que late dentro de cada LORENZO, sepan que,  porque precisamente es  diferente,  necesita más que otros niños de nuestra sensibilidad, empatía y comprensión y que los niños no saben de su "diferencia" se lo hacemos ver los demás con nuestra "indiferencia".




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sábado, 26 de julio de 2014

PROGRAMA PARA CALCULAR LA ALCOHOLEMIA Y EL TIEMPO NECESARIO PARA DISMINUIR EL NIVEL DE ALCOHOL EN SANGRE

CÁLCULO DE  LA ALCOHOLEMIA Y DEL TIEMPO NECESARIO PARA ELIMINAR EL ALCOHOL EN SANGRE EN FUNCIÓN DE: SEXO, PESO, TIPO Y CANTIDAD DE BEBIDA




Cuando escuchamos que según la legislación vigente no se debe  conducir con una alcoholemia superior a 0.5 gramos por litro de sangre o 0.3 gr/l., si tu carnet de conducir tiene menos de dos años o eres conductor profesional...



¿sabemos en cuantas copas se traduce eso? 

Os dejo esta página que ha publicado el Ayuntamiento de Gijón  para ayudar de forma sencilla, a calcular la alcoholemia y que además nos da las definiciones de:
  • La graduación alcohólica
  • La alcoholemia
  • La unidad de bebida estándar (UBE)
  • El paso del alcohol a la sangre
  • La velocidad con la que se elimina el alcohol
  • Una tabla de la graduación alcohólica de cada bebida

Es un sencillo programa, en el que sólo tienes que meter unos datos y te permite calcular  el grado de alcoholemia (alcohol en sangre) y el tiempo que necesitas para eliminar esa cantidad , según las variables: peso, sexo, tipo de bebida y cantidad.

https://sociales.gijon.es/page/10501-calculador-de-alcoholemia

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jueves, 24 de julio de 2014

CONSEJOS A SEGUIR PARA PADRES SEPARADOS

ALGUNAS PAUTAS BASICAS SOBRE COMO ACTUAR CON LOS HIJOS TRAS LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES


En una familia normalizada, el divorcio de los padres es la crisis mayor a la que se enfrentan los niños en su corta vida, produce un gran dolor porque pierden la  relación, a la que están acostumbrados, con uno de los padres

El sentimiento más frecuente en los niños es el del abandono. 

Sienten miedo de no volver a ver al padre que se ha ido, o a que el progenitor con el que conviven, también les abandone. Es una profunda sensación de pérdida y tristeza.

El grado de afectación varía según el sexo y la edad de los hijos, el modelo educativo y la forma de resolver los padres las crisis previas y posteriores al divorcio.



Como afecta a los hijos según la edad o etapa evolutiva:

Pre-escolares

  • Debido a la  mayor dependencia sobre todo  física y psíquica de sus padres a estas edades,  hace que el temor al abandono sea mas fuerte

  • Por sus posibilidades intelectuales, pueden pensar que si un padre ha desaparecido, el otro también puede desaparecer fácilmente. Cuando son muy pequeños, de nada sirve decirles que papá/mamá vendrá pasado mañana, porque no alcanzan a entenderlo, sólo saben que papá no está.

  • Dada su dependencia, sus temores, su comprensión limitada de los acontecimientos familiares y su incapacidad para tranquilizarse a sí mismos, pueden reaccionar mal ante el divorcio.

Es posible que presenten las siguientes conductas:

  • 0 a 12 meses: irritables, caprichosos, tristes..,  estados provocados por el estrés y la posible depresión del progenitor con el que convivan.

  • 1 a 2 años:  llanto exacerbado, dificultades para estar lejos de la madre/padre aunque sea por un momento, porque  necesitan su cercanía para sentirse seguros, dificultades para irse a dormir o permanecer dormidos.


  • 3 a 5 años: conductas regresivas, retoman hábitos que ya habían superado (chupete, orinarse en la cama, querer biberón..), comportamiento excesivamente bueno o  excesiva agresividad.
Escolares

Los niños de 6 a 8 años tienen grandes dificultades para adaptarse a los cambios que implica el divorcio:

  • Tienen dificultades de concentración en el colegio, aparecen conductas violentas hacia  sus compañeros y/o se aislan. Puede  disminuir notablemente el rendimiento escolar.
  • Prevalecen en ellos las sensaciones de pérdida, rechazo y culpa ( pueden pensar que su padre/madre se ha ido por culpa de ellos)  y es la edad en la que se han observado con mayor frecuencia e intensidad conflictos de lealtades (1) respecto a sus padres.
  • Les preocupa mucho perder al padre no conviviente y ser reemplazados.
  • Pueden mostrar una excesiva responsabilidad.


Los niños de 9 a 12 años dependen de los padres para su estabilidad. Ellos sostienen  el escenario en el que transcurren sus vidas, donde juegan, aprenden y adquieren capacidades sociales. Les importa mucho la imagen social de su familia y de sus padres.

Temen que este escenario se derrumbe y se destruyan sus planes presentes y futuros, y esta ansiedad se refleja en su comportamiento:

  • Suelen enfrentarse con sus padres, y aliarse con uno de ellos para atacar al otro.

  • También se preocupan por sus padres, y se empeñan en ayudarlos, y realmente pueden brindar cariño, compañía y cuidados.


Adolescencia

Es una etapa donde los hijos pasan por un proceso de separación emocional de los padres en pro de su “pandilla” o grupo de iguales, motivo por el que los adultos esperan de ellos  una adaptación sin problemas al divorcio, porque son más grandes y pueden comprender. Sin embargo, la disolución del hogar es especialmente perturbadora para ellos, porque necesitan ayuda de su estructura familiar para  contener sus propios impulsos agresivos y sexuales.

Se sienten muy ansiosos frente a la vulnerabilidad de sus padres y les preocupa su futuro. Les perturba ver que sus padres son personas con problemas cuando ellos están tratando de enfrentarse con los suyos propios. Sienten que se han invertido los papeles, se sienten abandonados y se enfadan con ellos.

El proceso de separación puede verse obstaculizado por un bloqueo del desarrollo de la autonomía, quedándose en el hogar, ocupando el lugar de enfermos, de niños o de compañeros del padre conviviente.


1.- El conflictos de lealtades. El divorcio es vivido como una riña entre dos bandos y ellos sienten que deben tomar partido. Es un dilema sin solución, porque si no toman partido se sienten aislados y desleales, y si lo toman sienten que están traicionando a uno de sus padres

Diferencias de género

 Los varones parecen tener mayores dificultades para atravesar la crisis, tanto en intensidad de sentimientos como en su duración. Es más frecuente que presenten más problemas escolares que las niñas, y mayor irritabilidad. Es muy probable que las niñas se sientan igualmente perturbadas, pero demuestran sus sentimientos con menos violencia, retrayéndose, volviéndose más ansiosas o comportándose excesivamente bien.

Se ha observado un fenómeno que denominaron “el efecto aletargado”. Las niñas mostraron una mejor adaptación en la etapa inmediatamente posterior al divorcio. Lograron un mejor desenvolvimiento social, escolar y emocional, pero cuando entraron en la etapa adulta y establecieron sus primeras relaciones de pareja, se enfrentaron con un efecto retardado del divorcio de sus padres. Sufrieron serias dificultades relacionales, y se sentían obsesivamente preocupadas por sus relaciones personales. Sentían mucho temor a la traición, mostrando una intensidad mayor en relación a los varones del estudio. Se planteaban cómo sería posible asumir un compromiso en la pareja, si cualquiera puede cambiar de idea en cualquier momento.


ALGUNAS RECOMENDACIONES DE TERAPIA DE PAREJA PARA PADRES DIVORCIADOS:


La tarea fundamental que recomiendo a los padres tras una separación, es conseguir su equilibrio emocional para ayudar al bienestar de los hijos, dado que estos, gran parte de la interpretación que van a hacer de una situación dada, va a depender de la que hagan sus padres, sus modelos a imitar.

También los hijos deben realizar dos tareas:

En primer lugar, deben reconocer la realidad de la separación y aceptarla, para poder continuar creciendo familiar e individualmente.

En segundo lugar, apostar al amor, aferrarse a la idea positiva de que pueden amar y ser amados.


  • Ayudar a los hijos cuando la separación es inminente, preparándolos para lo que vendrá. Ser cuidadosos con lo que dicen y cómo lo dicen. Lo que digan o dejen de decir será recordado por mucho tiempo. No se puede evitar que sufran, pero hay mucho modos de mitigar ese sufrimiento.
  • Comunicar juntos (papá y mamá) la decisión del divorcio. De este modo, se transmite una decisión conjunta, madura y racional.
  • Hablar con todos los hijos al mismo tiempo. Pueden ayudarse entre sí. Si hay diferencias de edades muy marcadas, en un segundo momento se puede hablar por separado con cada uno, adecuando las explicaciones a cada edad.
  • Deben enterarse cuando la decisión del divorcio está firmemente tomada, y con anticipación al día en que el padre que se va del hogar se mude.
  • Explicar claramente. Los chicos necesitan entender de qué se trata el divorcio. En el caso de los adolescentes, conviene explicarles el proceso legal y las decisiones que es necesario tomar.
  • Explicar las razones del divorcio, sin entrar en detalles como infidelidades o problemas sexuales.
  • Expresar la tristeza que genera el divorcio a los padres, porque esto les permite expresar sus propios sentimientos.
  • Decirles que ellos no son responsables de la separación y que no está en sus manos recomponer el matrimonio.
  • Decirles que saben que van a sufrir y que lamentan causarles ese sufrimiento.
  • Decirles, si ha sido así, que ellos fueron uno de los mayores placeres del matrimonio y, si ha sido así, que en el pasado hubo amor en su matrimonio.
  • Anticipar situaciones dentro de lo posible, respecto a cuáles son los cambios previsibles.
  • Decirles que todos deben ser valientes, y que es una crisis a afrontar por toda la familia.
  • Dejarlos participar opinando sobre las decisiones a tomar, aunque no sean ellos los que deciden.
  • Decirles que todos deberán esforzarse para mantener la importante relación entre padres e hijos.
  • Decirles que tienen el derecho a amar a ambos padres recalcando que el divorcio es un problema entre adultos.

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lunes, 21 de julio de 2014

LA ADICCION A LA COCAINA Y SU DERRROTA

PARA TRATAR UNA ADICCIÓN DEBEMOS EMPEZAR POR CONOCER CÓMO SE HA ORIGINADO Y POR QUÉ SE MANTIENE



El primer paso para superar la adicción a la cocaína –aunque podría servir para casi cualquier adicción - es saber que no solo es un  problema  físico (síndrome de abstinencia), sino además psicológico.  ¿Qué queremos decir con esto? que el terapeuta debe  centrarse más en  lo que ha originado esta adicción y en por qué se  mantiene.  Se hace  necesario  analizar individualmente cada caso, siendo el modelo de análisis y tratamiento más adecuado, para esta problemática, el denominado Modelo Bioconductual.

El Modelo Bioconductual  parte de la base que una persona puede ser vulnerable genéticamente, esto es, puede tener una  predisposición genética a la búsqueda inmediata de gratificaciones (ya sea  búsqueda de placer o  huida del dolor). Pero no sólo influye la genética, también los aprendizajes que haya hecho desde la infancia de sus modelos educativos. Cómo ha sido el entorno que lo ha criado,  qué hacían cuando tenían dificultades o problemas, cómo eran sus ratos de ocio o bienestar: recurrían al alcohol u otras drogas.

Otras circunstancias que influirán en una conducta adictiva serán los avatares que surjan a lo largo de su vida: dificultades de aprendizaje en el colegio, acoso escolar, problemas familiares, de salud, laborales. Los círculos de amistades, las actividades de ocio, etc.

Pueden verse esquematizados estos factores de manera más formal en la siguiente figura (las líneas continuas indican relaciones muy cerradas y críticas, mientras que las discontinuas indican que existe cierta influencia).



Dicho esto, los tratamientos irán enfocados no sólo a evitar el consumo de cocaína, sino -y principalmente- a aquellas otras conductas y contextos que lo desencadenan. 


Los tratamientos con  fármacos, puede ser útiles como medida de apoyo a la psicoterapia, para determinados pacientes, pero  difícilmente  podrán arreglar por sí solos un problema que, como ya hemos mencionado, no se circunscribe exclusivamente a lo físico.

En este sentido, y retomando el tema concreto que nos concierne, los tratamientos psicosociales que se han demostrado más eficaces hasta la fecha para combatir la adicción a la cocaína suelen ser programas de reforzamiento comunitario con incentivos –cambios de estilo de vida en varias áreas básicas (relaciones sociales, hábitos de ocio, sueño, vocacional, etc.) acompañados de incentivos según la persona vaya cumpliendo los objetivos de abstinencia propuestos y a lo largo de un calendario estructurado por sesiones semanales.

 En cada una de estas sesiones se trabaja algún aspecto concreto de las áreas que hemos mencionado (por ejemplo, la primera semana se fijan unos objetivos, en la segunda se analiza y se asesora acerca de las relaciones sociales de la persona adicta, en la tercera lo mismo pero con el área vocacional, etc.) y así hasta 24 semanas.

Los incentivos suelen ser puntos o vales  canjeables que se obtienen y acumulan si, por ejemplo, la persona adicta da negativo en sucesivos análisis de orina o si asiste a las diferentes sesiones clínicas. Es decir, no sólo se premia (con bienes y servicios) la abstinencia, sino que la persona se debe implicar en otras tareas y ocupaciones que “compitan” con el uso de la droga.

La prevención de recaídas es otra cuestión fundamental. Para ello, suele entrenarse al cliente/paciente (digamos que la denominación de “paciente” en psicología resulta discutible en tanto sugiere un sujeto “pasivo “que nada debe hacer y sólo recibir “pacientemente” la “extirpación” de su problema como si de un riñón se tratase), en habilidades de afrontamiento mediante terapia cognitivo-conductual en áreas tales como el reconocimiento del “mono” (craving modernamente), los procesos de pensamiento relacionados con el consumo, identificación  y evitación de situaciones de riesgo, etc. Por ejemplo, un bar de copas determinado a una hora determinada que le hacen sentir ganas de usar cocaína, de manera que aprenda a evitarlas y cuente con recursos alternativos.

En definitiva, la cocaína tiene solución y muchos frentes. Lo primero es el reconocimiento del problema pero, fundamentalmente, la ayuda, la paciencia, la educación y la colaboración del entorno más cercano es esencial e indispensable. 



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viernes, 18 de julio de 2014

CARACTERES DE PERSONALIDAD QUE PUEDEN DINAMITAR UNA RELACIÓN DE PAREJA

RASGOS DE NUESTRO CARÁCTER QUE PUEDEN ENTORPECER LA CONVIVENCIA EN PAREJA


Falta durbanidad.

Podemos mostrarnos desconsideradas, poco educadas o con malos modales. Esta actitud, sin duda, va a generar un clima de desencanto y va a repercutir en el curso de la relación.

Egocentrismo

Las personas egocéntricas entienden que el centro de todo son ellas mismas y esperan que los demás les dispensen un trato especial. En cuanto a lo que respeta al trato que el egocéntrico ofrece a los demás, este suele ser despreocupado por lo que se refiere a las necesidades e intereses del otro miembro. Suelen ser personas poco sensibles, poco empáticas y poco expresivas.

Insensibilidad o falta de empatía.

A las personas insensibles, les cuesta identificar los sentimientos ajenos. Carecen de capacidad de empatía y compasión e incluso pueden llegar a mostrarse crueles.

Irritabilidad. 

Las personas que presentan altos niveles de irritabilidad reaccionan de forma exagerada ante cualquier estímulo. Estas personas pueden desconfiar, sentirse ofendidas o enfadadas ante eventos que no provocarían esta misma reacción en otras personas con un nivel de activación más bajo. A menudo, las personas muy irritables, convierten cualquier acontecimiento en una tragedia.

Irresponsabilidad.   

Hay   personas   que   son   incapaces   d asumir responsabilidades, de comprometerse y cumplir con sus obligaciones, convivir con una persona así puede resultar totalmente agotador para el miembro que carga con toda la responsabilidad y ademásdecepcionante.

La falta de control.

Algunas personas no saben controlar su impulsividad. Suelen ser personas imprevisibles y con alteraciones en su estado de ánimo. Muestras de su hostilidad a nivel verbal e incluso la presencia de conductas de violencia física, son las muestras más claras de su falta de control.

Sentir de forma poco adaptativa. 

Cuando uno o ambos miembros de la pareja tienden a experimentar sentimientos insanos y destructivos como la ira, el resentimiento, el miedo, los celos, la envidia, la amargura..etc. Esto, sin duda, va a dañar seriamente la relación.

La apatía. 

Cuando un miembro de la pareja muestra desinterés y aburrimiento, esto resulta muy decepcionante para el otro. Cuando no se percibe ilusión en la relación, cuando realizar juntos una actividad parece un suplicio para el otro miembro, cuando en una cena ambos se aburren o cuando no percibe una falta total de entusiasmo en la planificación de un viaje o en la decoración del hogar.


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