viernes, 23 de enero de 2015

LAS DISCUSIONES EN LA PAREJA

Continuamos con nuestra serie de artículo relacionados con la terapia de pareja. En esta ocasión dedicamos la entrada a las discusiones en el seno de una pareja.

DISCUTIR ES NORMAL Y SANO  SIEMPRE Y CUANDO SIRVA PARA RESOLVER LOS CONFLICTOS O DESACUERDOS QUE SURGEN EN LA RELACIÓN DE PAREJA.


Cuando aparece un problema o conflicto en la pareja lo recomendable es hablarlo y resolverlo lo antes posible para evitar que se acumule y genere rencor.


Las discusiones en la pareja han de servir para llegar a acuerdos. Los buenos acuerdos son aquellos en  los que ambos ceden algo de su parte para  ganar ambos. No debe haber ni vencedores ni vencidos porque no sería un acuerdo justo.

Si no se maneja bien la discusión sobre un conflicto, en lugar de resolverlo genera otro conflicto añadido. Para que esto no ocurra se recomienda:

  • Buscar el momento adecuado para hablar de los problemas con calma y tratar de resolverlos. Muchas de las discusiones de pareja se producen en momentos críticos: después de haber tomado unas copas, en una reunión social donde necesitemos hacernos los gallitos frente a los demás, o en un momento de especial tensión. Situaciones que, debido a causas externas a la relación, nos empujan a decir lo que no deberíamos, algo de lo que nos arrepentiremos más tarde.
  • No dejar pasar mucho tiempo, es mejor terminar el día habiendo resuelto esos  conflictos que puedan generar malestar.
  • Escuchar y tratar de entender los puntos de vista del otro, poniéndonos en su lugar, porque tiene sus motivos para opinar o pensar como lo hace (empatizar). Para Aaron T. Beck, uno de los fundadores de la psicología cognitiva, la mayor fuente de conflictos en la pareja se debe a que fallamos en la interpretación de lo que nuestro cónyuge hace, desea o siente.
  • No “adivinar” motivos ocultos en sus discrepancias, ( lo que quiere es llevarme la contraria o fastidiarme) porque provocaría el ponerse  a la defensiva con el  y tu más
  • Evitar atacar al otro o culparle, se trata de resolver algo que genera tensión, de lo que se  hace o se deja de hacer, no de lo que se es.
  • Mantener la conversación en tono dialogante, sin gritos, insultos, portazos…la agresividad genera agresividad y habremos generado una situación peor que la que queríamos resolver.
  • Si uno no está de acuerdo en lo que propone el otro debe decirlo, no sirve ceder siempre con lo que tu digas, lo que tu quieras, como quiera (pasividad), porque cada uno tiene sus preferencias y si no las expresa se acumulará rencor.
  • No esperar que nuestra pareja adivine como deseamos que se resuelva el problema, no lo sabe, hay que decirlo.
  • Asumir cada cual sus  errores y reconocerlos ante la pareja.
  • Evitar la manipulación para conseguir lo que queremos del otro.


Las parejas discuten principalmente por:

  • La educación de los hijos
  • Los celos
  • La manera de administrar el dinero
  • Las relaciones familiares del otro
  • La colaboración en las tareas domesticas
  • Mucho tiempo en el trabajo, en detrimento del dedicado a la familia
  • Poca comunicación
  • Frecuencia de las relaciones sexuales
  • Tiempo dedicado al ocio
  • Las amistades de la pareja

 Otras situaciones más triviales que también son motivo de discusión.

  • Tirar la basura.
  • Desorden.
  • Ropa amontonada en la silla del dormitorio. Zapatos en medio
  • Tender y recoger la ropa.
  • El tiempo qué utiliza nuestra pareja el ordenador y con quien
  • Tiempo dedicado a los videojuegos y al  chatear con el móvil
  • Si conserva algún regalo del o la ex.
  • El tiempo  esperando  a que se arregle para salir.
  • Sacar al perro.
FORGES

  • El cuarto de baño: limpiar lavabo, ducha e inodoro después de usarlo. Bajar la tapa del vater. Cerrar  el tubo de la pasta de dientes. Poner  el rollo de papel higiénico  nuevo, etc
  • Diferencias en las preferencias políticas o equipos de fútbol.
  • Disponer del mando de la TV.
  • Destapar al otro en la cama al darse la vuelta.
  • La temperatura de la habitación.
  • Mala educación en la mesa, control de gases etc.
  • Los ronquidos.
  • La forma de vestir
  • Etc.
Son situaciones cotidianas que se van generando por la convivencia, pero que si se  acumulan, poco a poco van minando la paciencia   para con el otro, resultando que ante el mínimo incidente salte la chispa y comience una discusión  por todo y por nada.
Todos queremos que estas cosas molestas  se arreglen, pero a veces  todo se convierte en un “quien tiene la culpa”, y lo único que importa es descargar nuestro enfado acumulado, hiriendo al otro al considerarlo culpable de nuestro malestar.

¿QUÉ SE ESCONDE MUCHAS VECES DETRÁS DE LAS DISCUSIONES DE LAS PAREJAS? 

Reflexionar por los motivos que nos llevan a discutir nos va a ayudar a identificar las  verdaderas causas 

Ha colgado mal la camisa y ese simple hecho hace que se inicie una pelea, pero no para ahí, se saca a  colación  lo que hizo o dejó de hacer desde el principio de los tiempos. Realmente  la pelea es por la camisa?. No. Queremos que se sienta mal. ¿Por qué? Seguramente hay otros motivos que  causan angustia, preocupación o  frustración. Puedes pensar que tu pareja no está lo suficientemente enamorado/a  de ti o que  te resulte monótona la relación, o que te sientas atrapado/a  y no puedas evolucionar como te gustaría… Pueden ser los motivos  realmente importantes, pero también los que más nos cuesta identificar y reconocer.
 Las parejas más felices no son las que no discuten nunca, sino las que saben discutir de manera apropiada

MIS METAS
Quiero amarte sin aferrarme,
apreciarte sin juzgarte,
unirme a ti sin invadirte,
invitarte sin exigirte,
dejarte sin sentirme culpable,
criticarte sin hacer que te sientas culpable,
y ayudarte sin ofenderte.

Si puedo obtener de ti el mismo trato,
podremos conocernos verdaderamente
y enriquecernos mutuamente.

(Virginia Satir)

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