Desobediencia desafiante, TDAH y la falta
de motivación para el estudio son las consultas más frecuentes de los padres.
Se aprecia que los adolescentes actuales resisten mal la frustración,
el malestar, no quieren aburrirse, cuando quieren algo tiene que ser ya, confunden el quiero esto con necesito esto. Se inician en el consumo de alcohol, tabaco y cannabis a edades más tempranas, abusan de los videojuegos y del móvil; salen hasta altas horas de la noche, tienen relaciones sexuales prematuras,…todos estos comportamientos afectan en el rendimiento académico y
pueden derivar en trastornos de conducta y mentales.
Los padres se sienten desorientados y
con dificultad para manejar determinados comportamientos de sus hijos, ante los
problemas que plantean, el Observatorio de Salud de la Infancia y la Adolescencia
–Fundación FAROS- del Hospital San Joan de Déu de Barcelona, bajo el título “Adolescentes
con trastornos de comportamiento ¿Cómo podemos detectarlos? ¿Qué se debe hacer? elabora un documento con una serie
de recomendaciones para abordar algunos de sus problemas, avalado por profesionales de la psicología,
psiquiatría, de la enseñanza y pediatría. El informe completo se encuentra disponible en la página Web de FAROS
San Joan de Déu:
Los
problemas principales por los que consultan los familiares de los niños o
adolescentes son: la desobediencia pertinaz ( trastorno negativista
desafiante) trastorno por déficit de atención
con hiperactividad (TDAH) y falta de motivación para el estudio.
La desobediencia puede llegar a ser un trastorno
negativista desafiante cuando cumple los criterios que se especifican en el manual DSM-V:
A menudo
pierde la calma, está muy susceptible o se molesta con facilidad.
A menudo
está enfadado y resentido.
Discute a
menudo con los padres.
A menudo
desafía activamente o desobedece a los
padres o superiores.
A menudo
molesta a los demás a propósito.
A menudo
culpan a los demás de sus errores o su mal comportamiento.
Para que
estos comportamientos constituyan un trastorno negativista desafiante han de
darse con una determinada frecuencia para distinguirlos de los que se
consideran normales.
En los niños de menos de 5 años el comportamiento debe
aparecer casi todos los días durante seis meses por lo menos.
En los niños
mayores de 5 años el comportamiento debe aparecer por los menos una vez por
semana al menos durante seis meses.
Estos criterios son orientativos, debe
tenerse en cuenta también si la
intensidad y frecuencia de los comportamientos rebasan los límites de lo normal
para el nivel de desarrollo del niño.
Este
trastorno genera un elevado malestar en el niño
y en su entorno (familia, amigos, compañeros de clase etc.).
Hay que
descartar que este comportamiento aparezca causado por otros trastornos,
enfermedades o consumo de drogas.
El
trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH)
Trastorno
muy de moda actualmente, se inicia en la infancia y se
caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso
de movimiento e impulsividad o dificultades en el control de los impulsos.
De acuerdo con clasificación DSM-IV, se establecen 3 subtipos
del TDAH, según la presentación del síntoma predominante:
Tipo con predominio del déficit de atención.
Tipo con predominio de la impulsividad-hiperactividad.
Tipo combinado,
donde predominan tanto síntomas de desatención como de
impulsividad-hiperactividad.
Algunas alteraciones provocadas por los síntomas, se presentan en dos o más ambientes (por
ejemplo en casa y en la escuela).
Algunos de estos síntomas que causan alteraciones,
estaban presentes antes de los 7
años de edad.
Debe haber pruebas claras de deterioro clínicamente significativo de la
actividad social, académica o laboral, es decir de que los síntomas
interfieren de forma significativa la vida de la persona.
Los síntomas no deben
estar causados por otro trastorno mental.
Algunos autores, destacan las dificultades de
autocontrol como eje central del trastorno. En este sentido, se describe el
TDAH como un "déficit para
inhibir la conducta prepotente" (Barkley 1995).
Principalmente, hay que distinguir el TDAH de comportamientos propios de la edad en niños
activos, retraso mental, situaciones de ambiente académico poco estimulante y
sujetos con comportamiento negativista desafiante.
Falta de motivación por el estudio.
La motivación es el interés del alumno por
aprender.
Algunas causas por las que un niño o adolescente pierde la motivación para
el estudio:
Trastornos
del aprendizaje que le obliguen a realizar grandes esfuerzos que lo llevan a no querer afrontar esa
dificultad.
Problemas importantes
con compañeros, por ejemplo acoso
escolar.
Consumo
de drogas u otras adicciones.
Enfermedades,
por ejemplo anemia.
Trastornos
psicológicos, depresión, TDAH etc.
Qué factores puede
estimular la motivación al estudio
Relacionados con el centro de enseñanza: Se motiva más y mejor quien mayores y mejores
experiencias vive en el aula.
El entusiasmo que transmita el profesor es tan importante que llega a influir en la elección de la carrera que
posteriormente harán algunos alumnos.
Buen ambiente
en clase y buenas
relaciones entre los compañeros.
La asistencia y participación en la clase.
La referencia a lo real del contenido de las
materias; relacionar lo que se enseña con el mundo y las experiencias del alumno. En
situaciones de aprendizaje tienen mayor relevancia los procesos que los
resultados, porque los procesos se mantienen en el tiempo y sirven de motivación posterior.
Reconocer y valorar el esfuerzo que hace cada uno
de los alumnos, animando siempre a la mejora.
Las nuevas tecnologías audiovisuales y la
metodología didáctica son
suficientemente ricas en posibilidades como para que el profesor ponga en
funcionamiento sus mecanismos de creatividad y pueda variar los estímulos,
las actividades y las situaciones de aprendizaje con la frecuencia que cada
alumno o grupo necesite.
Cambiar de actividad, hacer participar,
preguntar, hacer prácticas o ejercicios, cambiar de grupo o lugar,
etc., ayudan a captar el interés o mejorar la atención.
Que el aprendizaje sea
significativo
Un objetivo o actividad es significativa, cuando
significa algo para el alumno, cuando se ve en ella alguna utilidad o cuando
entretiene o divierte.
Tener posibilidades de
éxito.El éxito anima, el fracaso desanima. Hay alumnos
que saben de antemano de su fracaso, y no ponen ningún interés en su
aprendizaje. Una evaluación animosa por parte del profesor es eficaz.
Relacionados con los padres
Niños de 3
a 5 años Son años importantes
para el desarrollo de los niños y la
implicación de los padres es fundamental para la motivación y la percepción que adquieran del colegio será
la que permanezca el resto de los años.
En general, los libros de educación infantil que
utilizan los niños en los colegios contienen un guía para los padres en la
que se exponen los temas que van a dar durante el curso y recomiendan
actividades. Las unidades didácticas están íntimamente relacionadas con su
vida cotidiana por lo que los
padres deben saber qué están haciendo en clase sus hijos para completar y
dinamizar el aprendizaje.
Por ejemplo
aprovechando un paseo por el campo se pueden comentar como en otoño se caen
las hojas de unos árboles y de otros no, según sean de hoja caduca o perenne.
Aunque en esta de la enseñanza los niños no necesitan estudiar, es recomendable que se vayan acostumbrando a concentrarse realizando actividades cortas adecuadas a su
edad. Por ejemplo cada tarde a la misma hora y en el mismo lugar
pueden colorear dibujos,
aprender una canción o una poesía infantil sencilla y repetirla, etc.
De 6 a 12 años:
Educación primaria
En esta etapa los niños tienen que empezar a desarrollar su propia
responsabilidad y entender que cada día hay que hacer parte del trabajo para
obtener buenos resultados. Los cuentos son
útiles para transmitir lo que queremos
decirles a esta edad.
Los niños de esta edad deben trabajar solos y preguntar las dudas si no
comprenden el trabajo que están haciendo por los que los padres tienen que
encontrar el equilibrio para estar cerca de ellos mientras hacen las tareas,
dispuestos a resolverles las dudas pero otorgándoles independencia
suficiente.
De 13 a 16 años: Educación
secundaria
Etapa compleja por los cambios hormonales y porque inician la etapa de educación secundaria, de
mayor complejidad y dificultad de las
tareas escolares.
En esta etapa es importante que vayan definiendo sus intereses, qué profesión
le gustaría estudiar, con que trabajo se identificaría más…esto le ayudará a
ver la secundaría como un trámite necesario para alcanzar sus objetivos.
Diez claves para motivar a nuestros hijos:
Curiosidad: Mantener el interés por aquello que les rodea les
hará querer aprender y para ello estudiar. Es un círculo vicioso positivo que
si conseguimos crearlo no desaparecerá nunca ,Su deseo de entender será el
motor del estudio.
Creatividad y juego: Entender
los euros, las sumas y las restas acompañando a los padres a la compra y
convertir en un juego las operaciones es un ejemplo de cómo se puede hacer de
una asignatura un divertimento. Esto propicia un refuerzo positivo que le
ayudará a seguir aprendiendo. También se pueden utilizar cuentos de forma
inconsciente crearán en los niños un poso de motivación
Crear vínculos emocionales: Felicitarlo por el trabajo bien hecho
y por el esfuerzo realizado afianza su personalidad y
potencia la autoestima..
Recompensar el esfuerzo y los resultados: Premiar a los niños por
los buenos resultados, aunque sean pequeños, les anima a repetirlos. Salir a
parque, ayudar en la cocina o realizar una actividad extraordinaria puede ser
buenos acicates para los pequeños.
Potenciar la responsabilidad personal: Si el niño se siente
responsable de sus propios resultados querrá mejorarlos. No vale poner como
excusa la personalidad del profesor o la falta de tiempo del alumno para
hacer los trabajos. Fomentar la responsabilidad individual es principal para
que en la adolescencia los chicos sigan estudiando ya que en esa etapa la
influencia de los padres disminuye considerablemente a favor de la de sus
iguale.
Convertir el estudio en experiencia: No
todos los temas pueden llevarse a la práctica, pero muchos de ellos sí,
especialmente en las primeras etapas educativas. Así podemos decirles a
nuestros hijos: ‘Cuando conozcas bien los tipos de rocas y su dureza
saldremos a la montaña a recoger algunas para que las clasifiques’. Para
tareas más arduas como mejorar la expresión escrita se puede crear un blog o
inventar cuentos para regalar a los amigos, o los familiares.
Eliminar el refuerzo negativo: Del mismo modo que las frases
positivas y de ánimo mientras están trabajando ayudan a que se creen
anclas que relacionen la hora de hacer los deberes o de estudiar con algo
agradable, los gritos, imposiciones o frases despectivas como ‘no sabes hacer
nada’ minan la autoestima del menor y le provocan un rechazo inconsciente
hacia los libros y las tareas escolares. Un buen
entorno de estudio, ordenado y sin distracciones es también muy
importante desde un punto de vista formal para mejorar la concentración.
Establecer retos: Si nuestro hijo tiene dificultades para
concentrarse o para estar mucho tiempo sentado la mejor manera de motivarle
es incorporando
retos al estudio. Es recomendable dividir la tarea en partes
y destinar unos minutos a cada una. Así para estudiar un tema puede dividirlo
en lectura, esquema y memorización en dos tramos con 15 minutos para cada una
de las secciones. El niño sentirá que está en un juego y que debe terminarlo
en el tiempo establecido. Así se le hará más corto.
De lo bueno lo mejor, de lo peor lo suficiente: No todos tienen
que ser linces en matemáticas, lengua o idiomas. Cada niño tiene puede tener
una serie de habilidades diferentes a las de su compañero de pupitre y de
hecho, es lo habitual. En ese sentido, no debemos focalizar el esfuerzo en
aquello que se le da peor porque puede provocar frustraciones. En los
estudios superiores es cuando más se aprecian estas diferencias, así, si un
niño es muy bueno en matemáticas pero tiene más dificultades en lengua
podemos llegar a un acuerdo que no le provoque ansiedad: ‘De acuerdo, puedes
aprobar lengua y además en matemáticas tienes que trabajar para conseguir la
mejor nota posible. Así tendrás una buena media’.
El ejemplo: Cuando los niños encuentran alguien en quien
reflejarse se animan para seguir sus pasos y para mejorar. Puede ser un
familiar, un amigo o un personaje histórico. Si identificamos lo que le
gusta, será más sencillo encontrar ese referente.
La mayoría de estas recomendaciones ayudan a mejorar la motivación
intrínseca que es
aquella que hace que quieran estudiar y obtener buenos resultados por razones
propias y no por lo que se espera de ellos. Se trata de una motivación más
profunda y duradera por lo que requiere de constancia por parte de los
progenitores para conseguirlo.
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La motivación en el aprendizaje. Enrique Martínez-Salanova Sánchez.
Guía de los Criterios Diagnostico del DSM-IV y
DSM-5
http://faros.hsjdbcn.org/es/cuaderno-faro/adolescentes-trastornos-comportamiento-como-podemos-detectarlos-debe-hacer
‘Los
secretos de la Motivación’ José Antonio Marina.
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