ALGUNAS PAUTAS BASICAS SOBRE COMO ACTUAR CON LOS HIJOS TRAS LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES
En una familia normalizada, el divorcio de los padres es la
crisis mayor a la que se enfrentan los niños en su corta vida, produce un gran
dolor porque pierden la relación, a la
que están acostumbrados, con uno de los padres
El sentimiento más frecuente en los niños es el del abandono.
Sienten miedo de no volver a ver al padre que se ha ido, o a que el progenitor
con el que conviven, también les abandone. Es una profunda sensación de pérdida
y tristeza.
El grado de afectación varía según el sexo y la edad de los
hijos, el modelo educativo y la forma de resolver los padres las crisis previas
y posteriores al divorcio.
Como afecta a los hijos según la edad o etapa evolutiva:
Pre-escolares
- Debido
a la mayor dependencia sobre todo física y psíquica de sus padres a estas
edades, hace que el temor al
abandono sea mas fuerte
- Por
sus posibilidades intelectuales, pueden pensar que si un padre ha
desaparecido, el otro también puede desaparecer fácilmente. Cuando son muy
pequeños, de nada sirve decirles que papá/mamá vendrá pasado mañana,
porque no alcanzan a entenderlo, sólo saben que papá no está.
- Dada
su dependencia, sus temores, su comprensión limitada de los
acontecimientos familiares y su incapacidad para tranquilizarse a sí
mismos, pueden reaccionar mal ante el divorcio.
Es posible que presenten las siguientes conductas:
- 0 a 12 meses: irritables, caprichosos,
tristes.., estados provocados por
el estrés y la posible depresión del progenitor con el que convivan.
- 1 a 2 años: llanto exacerbado, dificultades para
estar lejos de la madre/padre aunque sea por un momento, porque necesitan su cercanía para sentirse
seguros, dificultades para irse a dormir o permanecer dormidos.
- 3 a 5 años: conductas
regresivas, retoman hábitos que ya habían superado (chupete, orinarse en
la cama, querer biberón..), comportamiento excesivamente bueno o excesiva agresividad.
Escolares
Los niños de 6
a 8 años tienen grandes dificultades para adaptarse a
los cambios que implica el divorcio:
- Tienen
dificultades de concentración en el colegio, aparecen conductas violentas
hacia sus compañeros y/o se aislan.
Puede disminuir notablemente el
rendimiento escolar.
- Prevalecen
en ellos las sensaciones de pérdida, rechazo y culpa ( pueden pensar que
su padre/madre se ha ido por culpa de ellos) y es la edad en la que se han observado
con mayor frecuencia e intensidad conflictos
de lealtades (1) respecto a sus padres.
- Les
preocupa mucho perder al padre no conviviente y ser reemplazados.
- Pueden
mostrar una excesiva responsabilidad.
Los niños de 9 a 12 años dependen de los
padres para su estabilidad. Ellos sostienen el escenario en el que
transcurren sus vidas, donde juegan, aprenden y adquieren capacidades sociales.
Les importa mucho la imagen social de su familia y de sus padres.
Temen que este escenario se
derrumbe y se destruyan sus planes presentes y futuros, y esta ansiedad se
refleja en su comportamiento:
- Suelen enfrentarse con sus padres, y aliarse con
uno de ellos para atacar al otro.
- También se preocupan por sus padres, y se empeñan
en ayudarlos, y realmente pueden brindar cariño, compañía y cuidados.
Adolescencia
Es una etapa donde los hijos
pasan por un proceso de separación
emocional de los padres en pro de su “pandilla” o grupo de iguales, motivo
por el que los adultos esperan de ellos una adaptación sin problemas al divorcio,
porque son más grandes y pueden comprender. Sin embargo, la disolución del
hogar es especialmente perturbadora para ellos, porque necesitan ayuda de su
estructura familiar para contener sus
propios impulsos agresivos y sexuales.
Se sienten muy ansiosos frente a
la vulnerabilidad de sus padres y les preocupa su futuro. Les perturba ver que
sus padres son personas con problemas cuando ellos están tratando de enfrentarse
con los suyos propios. Sienten que se han invertido los papeles, se sienten
abandonados y se enfadan con ellos.
El proceso de separación puede
verse obstaculizado por un bloqueo del desarrollo de la autonomía, quedándose
en el hogar, ocupando el lugar de enfermos, de niños o de compañeros del padre
conviviente.
1.- El conflictos de
lealtades. El divorcio es vivido como una riña entre dos bandos y ellos sienten
que deben tomar partido. Es un dilema sin solución, porque si no toman partido
se sienten aislados y desleales, y si lo toman sienten que están traicionando a
uno de sus padres
Diferencias de género
Los varones parecen tener mayores dificultades
para atravesar la crisis, tanto en intensidad de sentimientos como en su
duración. Es más frecuente que presenten más problemas escolares que las niñas,
y mayor irritabilidad. Es muy probable que las niñas se sientan igualmente
perturbadas, pero demuestran sus sentimientos con menos violencia,
retrayéndose, volviéndose más ansiosas o comportándose excesivamente bien.
Se ha observado un fenómeno que
denominaron “el efecto aletargado”. Las niñas mostraron una mejor adaptación en
la etapa inmediatamente posterior al divorcio. Lograron un mejor
desenvolvimiento social, escolar y emocional, pero cuando entraron en la etapa
adulta y establecieron sus primeras relaciones de pareja, se enfrentaron con un
efecto retardado del divorcio de sus padres. Sufrieron serias dificultades
relacionales, y se sentían obsesivamente preocupadas por sus relaciones
personales. Sentían mucho temor a la traición, mostrando una intensidad mayor
en relación a los varones del estudio. Se planteaban cómo sería posible asumir
un compromiso en la pareja, si cualquiera puede cambiar de idea en cualquier
momento.
La tarea fundamental que recomiendo a los padres tras una
separación, es conseguir su equilibrio emocional para ayudar al bienestar de
los hijos, dado que estos, gran parte de la interpretación que van a hacer de
una situación dada, va a depender de la que hagan sus padres, sus modelos a
imitar.
También los hijos deben realizar dos tareas:
En primer
lugar, deben reconocer la realidad de la separación y aceptarla, para poder
continuar creciendo familiar e individualmente.
En segundo lugar, apostar al
amor, aferrarse a la idea positiva de que pueden amar y ser amados.
- Ayudar
a los hijos cuando la separación es inminente, preparándolos para lo que
vendrá. Ser cuidadosos con lo que dicen y cómo lo dicen. Lo que digan o
dejen de decir será recordado por mucho tiempo. No se puede evitar que sufran,
pero hay mucho modos de mitigar ese sufrimiento.
- Comunicar
juntos (papá y mamá) la decisión del divorcio. De este modo, se transmite
una decisión conjunta, madura y racional.
- Hablar
con todos los hijos al mismo tiempo. Pueden ayudarse entre sí. Si hay
diferencias de edades muy marcadas, en un segundo momento se puede hablar
por separado con cada uno, adecuando las explicaciones a cada edad.
- Deben
enterarse cuando la decisión del divorcio está firmemente tomada, y con
anticipación al día en que el padre que se va del hogar se mude.
- Explicar
claramente. Los chicos necesitan entender de qué se trata el divorcio. En
el caso de los adolescentes, conviene explicarles el proceso legal y las
decisiones que es necesario tomar.
- Explicar
las razones del divorcio, sin entrar en detalles como infidelidades o
problemas sexuales.
- Expresar
la tristeza que genera el divorcio a los padres, porque esto les permite
expresar sus propios sentimientos.
- Decirles
que ellos no son responsables de la separación y que no está en sus manos
recomponer el matrimonio.
- Decirles
que saben que van a sufrir y que lamentan causarles ese sufrimiento.
- Decirles,
si ha sido así, que ellos fueron uno de los mayores placeres del
matrimonio y, si ha sido así, que en el pasado hubo amor en su matrimonio.
- Anticipar
situaciones dentro de lo posible, respecto a cuáles son los cambios
previsibles.
- Decirles
que todos deben ser valientes, y que es una crisis a afrontar por toda la
familia.
- Dejarlos
participar opinando sobre las decisiones a tomar, aunque no sean ellos los
que deciden.
- Decirles
que todos deberán esforzarse para mantener la importante relación entre
padres e hijos.
- Decirles
que tienen el derecho a amar a ambos padres recalcando que el divorcio es
un problema entre adultos.
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psicóloga Josefina Rodríguez Merino
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