El niño con depresión se siente mal pero no puede decir lo que le pasa porque no lo sabe.
Sospechamos que padece depresión cuando manifiesta un conjunto de síntomas la mayor parte del día y durante varios días.
SÍNTOMAS
DE LA DEPRESIÓN INFANTIL
- Tristeza, con llanto fácil por cosas sin importancia o de repente, irritabilidad, mal humor
- Quejas somáticas, se quejan de que les duele algo, la queja más frecuente es el dolor en el vientre por las mañanas, cuando se despiertan. Estos dolores no se corresponden con ninguna enfermedad
- No tiene ganas de hacer las cosas con las que disfrutaba: jugar al fútbol, salir con los amigos…
- Alteraciones en su rutina de sueño: duerme menos o duerme mucho. Pueden reaparecer miedos ya superados o aparecer otros nuevos. Es posible que busque la protección de los padres ante el malestar que siente, pidiendo dormir con ellos.
- Un cambio notable de peso o en la forma de comer, ya sea mucho o poco.
- Cansancio, sensación de agotamiento físico que le dificulta para hacer las tareas cotidianas a las que estaba acostumbrado.
- Dificultad para concentrarse y memorizar que interfieren en el rendimiento escolar.
- Sentimientos de que no vale para nada o de culpa sin una razón clara.
- Preocupaciones o rumiaciones sobre la muerte, enfermedad, abandono, etc.
QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES PARA AYUDAR A SU HIJO
Recabar información
Lo primero y más importante es una consulta
medica para descartar cualquier enfermedad o trastorno que le esté provocando
estos síntomas, por ejemplo una anemia, infección de orina, etc.
Hablar con el niño para averiguar qué situaciones han podido o pueden estar influyendo en su estado de ánimo:
- En la familia:
nacimiento de un hermano, enfermedad de algún familiar, discusiones de los
padres, separación matrimonial, ambiente de estrés, exigencias elevadas
hacia el rendimiento de los niños, rigidez, malos tratos etc.
- En el colegio: incidentes de algún tipo por parte de los profesores o de algún alumno. Acoso
escolar
- Amistades, ha
podido rechazarle o ridiculizarle algún amigo/a
- Redes sociales,
controlar con quien se relaciona, si le están haciendo chantaje.
- Cambios
ambientales, desplazamiento a otra ciudad o barrio
Recabar información
del colegio, amigos y redes sociales que utilice, pero con mucha discreción
porque no suele gustarle a los niños, sobre todo cuando son adolescentes.
Saber que:
- Los síntomas son reales, el niño no se los está inventando.
- Los hijos no interpretan sucesos, conversaciones o comentarios como los adultos. Los padres hablan delante de los hijos de problemas o dificultades que no revisten mayor importancia pero los niños pueden magnificar su interpretación y causarles una honda preocupación o angustia
Seguir un plan de ayuda:
- Comprenderle y tranquilizarle, haciéndole entender que está pasando por una enfermedad, que aunque se sienta mal no es grave y que se le va a pasar pronto porque vosotros, los padres, que para él sois las principales figuras de apoyo, seguridad y confianza, estáis ahí para ayudarle.
- Vigilar la alimentación, que tenga una dieta saludable.
- Fomentar, animando pero no obligando y de forma paulatina, la salida o visita de algún amigo y la actividad física.
- Reducir el estrés. Puede ser necesario hacer cambios a corto plazo en la cantidad de tareas escolares o actividades.
- Fortalecer su autoestima destacando sus habilidades y valores.
- Enseñarle a buscar alternativas a las dificultades, haciéndole ver que los problemas sólo son falta de soluciones y que los padres siempre estarán dispuestos a colaborar con él para encontrar la forma de resolverlos.
- Seguir un plan de tratamiento con medicación, si el medico así los prescribe, y psicológico
- Los resultados terapéuticos no son inmediatos, no hay que desanimarse por eso, la mejoría será progresiva.
Estamos esperando tus comentarios... y si te ha gustado este artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales. Cualquier duda te puedes poner en contacto con el Gabinete de Psicología de Josefina Rodríguez Merino y su departamento de psicología infantil.
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