CUANDO EL PERFECCIONISMO ES NUESTRO COMPAÑERO INSEPARABLE NOS IMPIDE SENTIRNOS SATISFECHOS DE LO QUE SOMOS Y DE LO QUE HACEMOS
Carmen tiene 52 años, es médico, está casada y tiene un hijo de 16 años. Además de ejercer su profesión lleva las tareas de su casa.
Solicita ayuda psicológica porque dice que no puede más, que
está agotada, discute con su familia, le cuesta mucho hacer su trabajo con lo
que siempre le ha gustado, pero ahora lo ve como una carga, se da atracones de comer por las noches y ha
cogido mucho peso.
Está muy angustiada y no ve salida. Presenta síntomas físicos como insomnio, dolores de cabeza y musculares, sensación de mareo y de asfixia (como que no le llega el aire a los pulmones), agotamiento y desanimo. Siente que no sirve para mucho y llora. Los síntomas que experimenta son los propios de un trastorno de ansiedad.
Está muy angustiada y no ve salida. Presenta síntomas físicos como insomnio, dolores de cabeza y musculares, sensación de mareo y de asfixia (como que no le llega el aire a los pulmones), agotamiento y desanimo. Siente que no sirve para mucho y llora. Los síntomas que experimenta son los propios de un trastorno de ansiedad.
Hablando con ella se percibe que tiene un nivel alto de
exigencias: quiere ser la madre, esposa y trabajadora perfecta, asume
muchas responsabilidades y se compromete con más obligaciones de las que le
corresponde; no le gusta delegar en nadie, si no supervisa las tareas que han
hecho otros de su equipo o familia, no se queda tranquila. No tiene ayuda para
las tareas domesticas, dice que organizándose bien no le hace falta. Lleva unos
años con esta dinámica de trabajo y ese nivel de exigencia (todo ha de estar
perfecto).
No encuentra la manera de salir de esta situación porque quiere que todo sea como antes, tener la energía y capacidad que tenía y sobre todo el entusiasmo que sentía por su trabajo, que parece que ahora le está cogiendo un poco de manía.
No encuentra la manera de salir de esta situación porque quiere que todo sea como antes, tener la energía y capacidad que tenía y sobre todo el entusiasmo que sentía por su trabajo, que parece que ahora le está cogiendo un poco de manía.
¿Por qué ha llegado a esa situación?
En estos casos suelo poner el ejemplo del muelle: si un
muelle lo estiramos mucho, durante mucho tiempo lo deformamos, luego
necesitaremos una tarea y un tiempo para llevarlo a su estado normal
Para que Carmen vuelva a su estado normal primero tienen que
recuperarse, reducir la ansiedad y reflexionar sobre qué le ha llevado al
estado en que se encuentra, para hacer los cambios convenientes.
Buena parte de responsabilidad la tiene las exigencias
que se impone, ha de aprender que por mucho que se exija no va a hacer las cosas
perfectas, las va a hacer lo mejor que sabe y puede, siempre va a ser así.
Necesita quitarse esa presión por no haber hecho todo lo posible o todo lo
mejor para sentirse satisfecha con el
trabajo realizado. Esos logros que se exige en todo,son parte del problema, uno
no tiene por qué lograrlo todo y menos de forma individual.
Se ha excedido en
asumir responsabilidades, más de las que le corresponden. No tiene que hacerlo todo ella sola, debe aprender a pedir ayuda y a delegar en los miembros de la familia y en los
compañeros.
Si asume muchas tareas y se exige perfección en cada una de ellas, está gastando
tanta energía que la agotará. Es importante que la cantidad de esfuerzo y el tiempo que dedica esté en función de la tareas
que realiza.
Sería bueno que priorizada,
partiendo de que lo mas
importante es ella, su salud y bien
estar, para ello conviene que se cuide dedicando todos los días un tiempo para ella misma,
haciendo ejercicio ligero, como el paseo, alguna actividad relajante que le
guste como leer, escuchar música, salir con alguna amiga, ir al cine…; y sobre
todo vivir mas el presente, evitando la ansiedad anticipada de un futuro.
El estilo de vida actual es evidente que no funciona, se
hace necesario un compromiso serio, con
ella misma, para realizar un cambio Se trata de modificar la filosofía de vida
en la que es prioritarios el trabajo y asegurarse un porvenir, por encima del bienestar
y equilibrio emocional, que debe ser lo
primero.
Si se quiere, con trabajo personal, esfuerzo y motivación,
se puede. Ahora bien, uno debe también adaptar su pensamiento a esa
nueva forma de interpretar la vida. Sin un buen trabajo a nivel cognitivo,
este cambio no sería posible.
Reeducarse en hábitos y aprender a vivir a otro ritmo
favorecerá que la ansiedad no sea un impedimento para alcanzar el bienestar.
Manejar técnicas de relajación ayudará a reducir el nivel de estrés.
El cambio debe ser paulatino, creando objetivos a alcanzar.
Dejándonos orientar por un profesional y mediante el proceso terapéutico se
puede alcanzar un nuevo estilo de vida de una forma más rápida y eficaz
pudiéndonos ahorrar gran parte del malestar.
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