CLAVES PARA UN CUIDADO RESPONSABLE DE LOS HIJOS
El cuidado es algo más que la simple
satisfacción de unas necesidades básicas (proporcionar un hogar, alimentación,
higiene…) implica la protección, crianza, educación y socialización del menor.
El cuidado responsable es propio
de personas capaces de hacer frente a los problemas de manera eficaz; se
muestran calmadas y controladas en las situaciones problemáticas; mantienen
actitudes flexibles, toleran que una expectativa o un
deseo no se cumplan, toman sus propias decisiones, asumen sus propias tareas y
actúan después de reflexionar sobre la situación.
Asumir el cuidado de una persona es una responsabilidad que
requiere unas características personales que ayuden a que esta tarea sea más
eficaz. Algunas de estas características para un cuidado responsable son:
·
INDEPENDENCIA. Quienes son independientes
son capaces de tomar sus propias decisiones, no suelen delegar en los demás
para que organicen y dirijan su vida, no necesitan la aprobación de otras
personas y asumen sus responsabilidades. Además, suelen ser equilibradas tienen
una autoestima positiva y dispone de una adecuada capacidad de afrontar las
pérdidas.
Al contrario, las personas dependientes tienden a ser
inseguras y sumisas, suelen tener miedo al abandono o al rechazo y se
caracterizan por tener poca iniciativa y una baja autoestima.
·
FLEXIBILIDAD. Cuando una persona es flexible significa que
no cree que haya una sola forma de hacer las cosas, mientras que una actitud
poco flexible supone rechazar todo aquello que se opone a su forma de pensar y
de sentir, mostrándose intransigente. Ser flexible no significa dejarse llevar
o ceder y ser condescendiente con todo y con todos, sino ser capaz de escuchar,
observar lo que ocurre alrededor, rectificando actitudes, pensamientos o
comportamientos para logar una mejor convivencia y entendimiento con los demás.
También suelen tratarse de personas que confían en los demás y son poco
agresivas.
·
TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN. Es la capacidad de aceptar y asimilar una situación en
la que una expectativa, un deseo, un proyecto o una ilusión no se cumplen.
Quienes disponen de esta capacidad suelen ser personas equilibradas,
flexibles poco impulsivas y asertivas,
es decir, capaces de expresar adecuadamente sus emociones tanto positivas como
negativas.
·
CAPACIDAD DE RESOLVER PROBLEMAS. Es la
habilidad para identificar un problema, estudiar las distintas alternativas,
actuar de acuerdo a un plan, ser flexibles y creativo y estar dispuesto a
resolverlo. Las personas con escasas capacidad de resolución de problemas los
perciben el problema como imposible de resolver y tratan de evitarlos. Pueden
sentirse incapaces o incompetentes esperando que el problema se resuelva por sí
solo.
·
REFLEXIBILIDAD. Consiste en una tendencia
a hablar y actuar de forma meditada. Por tanto, es contraria a la que se
manifiesta en el comportamiento impulsivo: el actuar sin pensary la impaciencia. Las personas reflexivas muestran
persistencia en las actividades que inician, tienen una elevada tolerancia a la
frustración y son organizadas.
·
EQUILIBRIO EMOCIONAL. Es la capacidad de controlar los estados de
tensión asociados a las experiencias emotivas y mantener el control sobre el
propio comportamiento en aquellas situaciones de conflicto o que provocan un
alto grado de incomodidad. Por el contrario, las personas con bajo equilibrio
emocional tienden a mostrase tristes, ansiosas, tensas, vulnerables,
impulsivas, impacientes o irritables.
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