Son muy habituales las preocupaciones de los padres ante las dificultades que presentan algunos niños a la hora de irse a dormir.
Las
más frecuentes suelen ser el hábito del niño a un horario de sueño
alterado, miedo a dormir solos o se despiertan a media noche y lloran
desconsolados al verse solos o por haber sufrido alguna pesadilla.
Dormir
bien es muy importante para su buen rendimiento escolar así como
para su salud. Las horas de sueño "repercuten en el rendimiento
escolar de los niños y en su humor", concluye el estudio
'Trastornos del sueño en la niñez', de la pediatra Rocío
Sánchez-Carpintero, publicado por la Asociación Española de
Pediatría en sus 'Protocolos de Neurología'. La experta afirma que
dormir menos horas de las necesarias puede provocar alteraciones en
el normal crecimiento del niño y, además, puede crear algunos
problemas de conducta en los pequeños.
Los
problemas del sueño
abarcan desde las pesadillas, la somniloquia (hablar mientras
duerme), la enuresis (hacerse pipí en la cama después de los 5
años) ,encopresis (hacerse caca encima de forma involuntaria a
partir de los 4 años), la dependencia de un juguete para poder
dormir, tener que succionarse el dedo pulgar y el no querer irse a la
cama a la hora estipulada lo que en ocasiones conlleva a otra serie
de problemas como son las rabietas.
En
la mayoría de las ocasiones, la
solución está en manos de los padres
más que de los niños, así que forzar al pequeño, discutir con él
o castigarle no sería la medida más efectiva.
¿Cuáles son algunos de los errores que cometen los padres cuando llega la hora de dormir?
- El primer gran error es acostar a los niños demasiado tarde. Esto, les hace estar demasiado cansados y como resultado conlleva a un mayor esfuerzo para conciliar el sueño así como para mantenerse dormidos. Además, se suelen despertar más temprano, por lo que durante el día permanecerán fatigados.
- Otro de los errores más comunes es depender del movimiento: En varias ocasiones los padres llegan incluso a montar al niño en coche y pasearle hasta que se duerme. Si el niño siempre duerme con alguna forma de movimiento es probable que no alcance una fase profunda de descanso y una vez cese el movimiento, el niño despierte.
- Es recomendable, y no todos los padres lo llevan a cabo, el mantener una rutina nocturna, es decir, establecer unas tareas a realizar antes de irnos a dormir. Estas actividades deben ser placenteras y sobre todo tranquilas. No podemos esperar que un niño que ha estado realizando actividades de una alta excitación durante el día, directamente se le apague la luz y se duerma.
- Otro de los errores que a veces se cometen es la falta de constancia. Si el niño no quiere dormir solo, llora por las noches y a veces se le deja dormir con los papás, otras no y otras es el papá o la mamá quien duerme con ellos, dificultará al niño alcanzar un buen hábito de sueño.
- Otro factor que influyen de manera negativa es la sobrecarga de estímulos en el dormitorio. Lo mejor para un sueño reparador es una habitación oscura, sin ruidos ni distracciones. No es positivo para ellos el tener una televisión en el cuarto o que se duerman jugando a la consola ya que con ello pueden perder horas de sueño reparador, algo que como hemos dicho, afectará a su humor, salud e incluso su comportamiento.
En
resumen, para que podamos lograr esta rutina deseada y que la hora de
irse a la cama deje de ser un problema tanto para los niños como
para los padres os proponemos una serie de pautas:
- Proponer una hora fija de irse a dormir.
- Intentar siempre acostarse y de levantarse a la misma hora.
- Repetir actividades nocturnas con el niño, recordando que estas deben ser tranquilas y placenteras. Por ejemplo: nos lavamos los dientes, nos ponemos el pijama, leemos un cuento y apagamos la luz.
- El ejercicio ayuda al niño. Actividades como fútbol, baloncesto, salir a jugar al parque con los amigos…Así, llegarán a la hora de irse a la cama cansados y relajados
- No jugar con videojuegos por la noche o ver la televisión en su cuarto.
- Si el pequeño tiene miedo, dejar una luz tenue durante un tiempo, que iremos disminuyendo de intensidad poco a poco hasta conseguir no necesitarla.
- Evitar que irse a la cama sea un castigo para niño; es positivo para el niño pasar tiempo en su dormitorio durante el día, ya sea jugando o leyendo, pero no que lo asocie con un momento desagradable debido a que anteriormente acostumbremos a “mandarlo a la cama” como forma de castigo.
- Cada uno en su cama. Si tras apagar la luz y abandonar la habitación, el niño vuelve a levantarse para ir a vuestro dormitorio, se le acompaña a su habitación y se le calma, pero no volvemos a empezar la rutina de actividades (como podría ser lectura de cuento, etc)
- No tomar comidas o bebidas con azúcar antes de dormir. La alimentación también influye en la calidad del sueño del niño.
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