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jueves, 25 de enero de 2018

¿SOY MAL HIJO O HIJA POR INGRESAR A MIS PADRES EN UNA RESIDENCIA?

Muchas personas que llegan a nuestra consulta con sentimiento de culpa tras haber ingresado a su padre o madre en una residencia, sienten que los abandonan.



Cuando indago se pone de manifiesto la influencia de los valores tradicionales en estos sentimientos.  Los tiempos actuales no son los mismos, desde que la mujer se ha incorporado a la vida laboral no dispone del tiempo  necesario para cuidar a sus padres cuando son dependientes como hicieron las generaciones anteriores de mujeres.

La situación anímica de cada persona,  enfermedades, ambiente familiar, espacio disponible en la vivienda etc.,  son condicionantes que obligan a tomar una decisión que quizá sea la más conveniente para la calidad de vida de la persona  dependiente.

Cuando es la familia quien se encarga del cuidado de la persona en estado dependiente puede padecer el síndrome del cuidador.


Algunos síntomas del síndrome del cuidador:


  1. Depresión/bajo estado de ánimo.
  2. Trastornos psicosomáticos como: angustia, alergias, afecciones de piel, cefaleas, lumbalgias, trastornos gástricos e intestinales…
  3. Fatiga y agotamiento.
  4. Irritabilidad y cambios de humor frecuentes.
  5. Despersonalización y deshumanización.
  6. Comportamientos estereotipados e ineficiencia a la hora resolver problemas.
  7. Agobio continuado sintiendo que la situación le desborda.
  8. Soledad.
  9. Problemas familiares y de pareja.
  10. Problemas económicos.


Síntomas que afectan negativamente a la calidad de vida de ambos: cuidador y cuidado porque la relación llega a ser en ocasiones conflictiva e incluso violenta, que repercutirá generando sentimientos de culpa en el cuidador  por no contribuir en mejorar la calidad de vida de la persona que quiere.

Antes de comprometerse a cuidar a su padre o madre con una demencia, pongamos por ejemplo, sería conveniente hacer una valoración   de la propia salud física, de la estabilidad emocional, paciencia y capacidad de compromiso porque  influirá en dar mejores o peores cuidados a la persona dependiente.

Para  ello se han creado numerosas guías y protocolos que  ayudan al cuidador/a en esta difícil tarea; entre ellas destacaría CUIDAR Y CUIDARSE  GUIA PARA PERSONAS CUIDADORAS” de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía

Pincha en el siguiente enlace para descargarla, te recomiendo que la leas te ayudará:



La ley de la dependencia, a pesar de tener muchas limitaciones, se creó para ayudar a estas familias subvencionando  residencias, unidades de estancias diurnas, cuidados en el hogar, unidades de respiro familiar. Existen numerosos grupos de autoayuda (asociaciones, residencias, ONG…) para compartir  esos  sentimientos y sensaciones de culpabilidad.

Es por ello, que  si realmente queremos a nuestros familiares debemos pensar en que es más conveniente para su calidad de vida, y no sentirnos culpables por lo que nuestros vecinos, amigos y familiares  consideren  mejor o peor.

<<Si quieres a tu familiar piensa en él, en su propia calidad de vida, valora la calidad de vida que le puedes ofrecer; si analizas que no puedes ayudarle al 100%, párate y reflexiona.  En muchas ocasiones, una persona mayor está mejor cuidada en una residencia que en su propio hogar. Y no por ello eres un mal hijo /a>>.


 MARTA MARQUEZ BARBOSA
Psicóloga. Experta Universitaria en Gerontología Aplicada


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