El niño/a intenta constantemente llamar la atención mediante gritos, saltos, golpes o provocando el enfado de sus padres.
Síntomas físicos de los celos infantiles
El niño/a se queja constantemente de dolores en la zona abdominal, cabeza o puede incluso presentar vómitos, siendo descartados como síntomas médicos.Problemas de alimentación
El niño/a comienza a mostrar conductas alimenticias desadaptativas como negarse a comer o mostrar un aumento en la ingesta de alimentos.Problemas de sueño
Pesadillas, querer dormir en la cama de los padres, insomnio, sueño intranquilo…Problemas escolares
Negarse a ir a la escuela, bajar el rendimiento, problemas con los compañeros o profesores…Cómo actuar ante los celos infantiles
- Comprender. Los celos son la manifestación de una situación que hace sentir al niño/a indefenso e inseguro. Comprender cuales son los sentimientos que expresan el niño/a ayudará a mejorar nuestra actitud ante estas situaciones.
- Expresar. Dejar que exprese, de una forma adecuada, sus sentimientos ayudará a canalizar el malestar del menor. Utilizando juguetes inofensivos o salir a correr a lugares adecuados puede ayudar al niño/a a liberar la ansiedad. Además, es adecuado enseñarle a expresar sus sentimientos de manera adecuada, verbalizando sus miedos y deseos.
- Evitar comparaciones entre hermanos y frases del tipo “tu hermanito es más pequeño y me necesita más” ya que puede generar conductas regresivas ( no controlar el pipí, hablar y comer como un bebé…)
- Ignorar conductas inapropiadas. El niño/a realiza conductas inadecuadas ( gritar, golpear, no comer…) para llamar la atención de sus padres, debemos ignorar este tipo de conductas ya que de este modo estaríamos reforzándolas y aumentando su probabilidad de aparición. Es importante no ceder ante conductas que antes del nacimiento del bebé estuvieran restringidas; seguir las mismas reglas y hábitos en casa ayudará al menor a adaptarse a la nueva situación familiar.
Amentar el vínculo entre hermanos. Si el niño/a deja de ver al bebé como una amenaza disminuirá su ansiedad y temor. Reservando un tiempo para el niño/a, incluirlo en las tareas de cuidado y premiar expresiones y conductas positivas, son algunas de las pautas que pueden ayudar a crear un vínculo afectivo consolidado y seguro entre hermanos.
Cuándo debemos pedir ayuda a un profesional especializado en psicología infantil
- Si tras seis meses desde el nacimiento del bebé, el niño/a no ha conseguido adaptarse a la nueva situación familiar
- Cuando las conductas agresivas hacia él mismo, el hermano u otra persona son peligrosas.
- Si muestra baja autoestima, problemas de relación con los otros, cambios significativos en el rendimiento escolar, conductas depresivas, ansiedad u otras conductas que puedan repercutir negativamente en el bienestar del menor.
- Si la nueva situación familiar ha creado un desequilibrio, no solo en el niño/a, sino en las relaciones entre los miembros de la familia.
Simplemente si observamos que nuestro hijo/a no es feliz, es el momento de pedir ayuda de psicólogos infantiles
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